El Reina Sofía apunta al abordaje precoz de la migraña para prevenir cronificación

Profesionales de Neurología responsables de la consulta de cefaleas

Entre el 1 y el 2% pasa de tener eventos puntuales a que sean crónicos al no solicitar ayuda o por tomar fármacos inadecuados

 

El servicio de Neurología del Hospital Universitario Reina Sofía señala que el abordaje precoz de la migraña es fundamental para evitar la cronificación de esta patología. Cada año, entre el 1 y el 2% de las personas con migraña episódica acaban por padecerla de forma crónica y una de las principales causas es el uso excesivo de medicación analgésica (automedicación). 

Esta semana se ha conmemorado el día internacional de Acción contra la Migraña (jueves día 12 de septiembre), una cefalea que se caracteriza porque la persona sufre episodios recurrentes de dolor de cabeza, de intensidad moderada o grave, que pueden durar horas o días, y que producen una falta de autonomía para el desarrollo de actividades diaria de la persona en muchos casos. Se trata, además, de una enfermedad muy prevalente (más del 12% de la población), con mayor afectación en mujeres (entre 20 y 50 años) y que constituye una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial (siendo las edades de afectación las de máximo desarrollo laboral y familiar). 

Solo en el Hospital Reina Sofía se atienden al año a más de un millar de pacientes en la consulta específica de cefaleas que depende del servicio de Neurología y en la que prestan asistencia las neurólogas Marta Recio y Raquel Portillo y Miguel López, también especialista del mismo equipo. Sin embargo, es una enfermedad infradiagnosticada e infratratada y hasta un 25% de los pacientes puede tener retraso en el diagnóstico de hasta 6 años. La neuróloga del hospital especializada en esta patología, Marta Recio, explica que “muchas personas no consultan porque creen que es un problema leve, que además padecen otros familiares y con el que aprenden a convivir”. Y esto es importante porque según señala la neuróloga, en el desarrollo de esta enfermedad, la genética también juega un papel importante. De hecho, los últimos estudios publicados sobre la materia apuntan que hay genes relacionados con la migraña y hay agregación familiar.

En cuanto a lo síntomas de esta patología, la neuróloga señala que “suele ser hemicraneal y pulsátil. Se acompaña de sonofobia y fotofobia, náuseas y vómitos y empeora con la actividad física. Pero no sólo es dolor, ya que en las fases de la migraña se produce una sucesión de síntomas neurológicos que se presentan de forma secuencial durante horas o días, tanto en la fase prodrómica (previa a la crisis) como en la fase postdrómica (tras la crisis) incluyendo fatiga, irritabilidad, dificultad de concentración, cambios de humor, bostezos, apetencia por determinados alimentos, etc.” 

Clasificación, diagnóstico y tratamiento

Se clasifica según la frecuencia en migraña episódica de baja frecuencia (< 10 cefaleas mensuales), de alta frecuencia (10-14 cefaleas mensuales) o crónica (15 o más cefaleas mensuales). Además, se puede diferenciar migraña con o sin aura. El aura, según explica la doctora Recio, “es un síntoma neurológico, habitualmente visual, que suele aparecer entre 5 y 60 minutos antes de la cefalea”.

 

Por otro lado, hay que tener en cuenta la frecuencia e intensidad. En este sentido, el equipo de especialistas apunta que la migraña tiene un curso clínico fluctuante donde pueden existir periodos de remisión o recidiva, con variaciones en la frecuencia o características de las crisis. En esta línea, la neuróloga explica que el cerebro de una persona con migraña es hiperexcitable, es decir, que responde a ciertos desencadenantes (hormonales, atmosféricos, sueño, luces, sonidos, estrés...) irritando las fibras del nervio trigémino y liberando sustancias proinflamatorias que inician el proceso del dolor. 

 

El diagnóstico es clínico. El primer escalón es el médico de atención primaria, quien, ante una migraña, valorará el tratamiento inicial más adecuado. En función de la respuesta, se derivará a las consultas de Neurología del Hospital Reina Sofía y posteriormente, si se precisa, a la consulta específica de cefaleas. 

En cuanto al tratamiento, hay que destacar tres fases. La primera consiste en identificar los posibles desencadenantes y evitarlos. En un segundo momento hay que actuar y tratar las crisis de dolor de manera precoz (antiinflamatorios no esteroideos si la cefalea es leve y triptanes cuando es de intensidad moderada o grave). En este segundo momento es clave aplicar el tratamiento adecuado y en el momento preciso, ya que el retraso en su administración puede hacer que no tenga efecto sobre los síntomas. L doctora Recio aclara que “los triptanes son fármacos específicos para migraña. No obstante, hay siete compuestos comercializados que se pueden administrar por diferentes vías (oral sublingual, nasal o subcutánea) y recientemente se han comercializado los ditanes y gepantes, también con esta indicación. 

Y, en tercer lugar, hay que establecer tratamientos preventivos en aquellos casos en los que la persona presente una frecuencia alta de estas crisis o cuando sean duraderas, con el objetivo de disminuirlos. Los tratamientos suelen ser orales, “pero también disponemos de nuevos fármacos como gepantes (rimegepant y atogepant) y anticuerpos monoclonales (galcanezumab, erenumab, fremanezumab y eptinezumab), diseñados específicamente para la migraña y que actúan contra el péptido relacionado con el Gen de la Calcitonina (CGRP) o su receptor. Este péptido está involucrado en la fisiopatológica de la migraña”, apunta Marta Recio. Otro tratamiento para pacientes con migraña crónica es la toxina botulínica, que se infiltra en musculatura pericraneal cada 3 o 4 meses y que se ofrecen en la consulta monográfica de cefaleas del hospital. 

Para evitar o ralentizar la aparición de estos síntomas se aconsejan hábitos de vida saludables (ejercicio físico aeróbico, evitar obesidad así como la ingesta de alcohol o tabaco, 5 comidas al día, beber 2 litros de agua, etc.), llevando una vida lo más regular posible (rutina en horarios de sueño). Además, es conveniente disminuir del uso de aparatos electrónicos de ocio, evitar la cafeína y otros desencadenantes asociados. Realizar técnicas de relajación y meditación para aprender nuevas formas para manejar la vivencia del estrés. También, reducir los cambios bruscos de luminosidad y temperatura. Y, por último, de cara a las personas que la padecen, la doctora apunta que es importante llevar un registro de días de cefaleas, que pueden hacer de forma sencilla con app habilitadas para ello.