Solo el 42 por ciento de las personas considera que la obesidad es una enfermedad crónica, un 28 por ciento la asocia con consecuencias de problemas emocionales o psicológicos, un 17 po ciento con una falta de voluntad, un 12 por ciento la percibe como una consecuencia de otras enfermedades y un tres por ciento la cataloga como un problema estético, por lo que expertos y pacientes piden una mayor formación y concienciación para un correcto tratamiento y diagnóstico de la obesidad como una enfermedad.
Así se desprende del informe 'Situación sanitaria y social de las personas con obesidad en España', realizado por la Alianza por la Obesidad y presentado este lunes en una jornada celebrada en el Congreso de los Diputados con el objetivo de desarrollar estrategias que permitan disminuir el impacto de la obesidad en España.
"Muchas veces los pacientes no son conscientes de que son obesos. Solo el 42 por ciento lo define como una enfermedad, cuando obviamente es una enfermedad, pero la percepción no es así ni el reconocimiento en cuanto a los derechos que tienen las personas con obesidad", ha señalado la miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), Irene Bretón, durante la jornada.
Entre las 120 personas que han participado en el estudio, en su gran mayoría mujeres (88%), el 70 por ciento están diagnosticadas de obesidad y, de ellas, el 55 por ciento afirma que recibió el diagnóstico de obesidad en un tiempo inferior a seis meses, aunque el 18 por ciento tardó más de cinco años.
En consonancia, se ha determinado que un 27 por ciento de los pacientes del estudio perciben erróneamente su situación de peso. Esta percepción conlleva a una subestimación de la gravedad y de su condición de obesidad, lo que, a su vez, provoca un retraso significativo en la búsqueda de atención médica.
Estas cifras evidencian elevados retrasos en el diagnóstico de esta enfermedad debido a que, normalmente, "las personas con obesidad no consultan por un problema de exceso de peso, consultan cuando tienen otros factores de riesgo como diabetes o han tenido algún evento cardiovascular o enfermedad renal", ha explicado la presidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Juana Carretera.
"El problema está en cómo diagnosticamos la enfermedad, nos empeñamos en diagnosticar la obesidad como un número, un índice de masa corporal (IMC) y nos equivocamos porque no todas las personas son iguales y tenemos que ver qué cantidad de grasa tienen y cómo se distribuye", ha añadido Carretera.
En este aspecto ha coincidido la miembro del Grupo de Trabajo del Área de Endocrino-Metabólica y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Paola Martínez, quien ha apuntado que "hay poca concienciación entre los pacientes, pero también en los profesionales".
"Muchas veces los pacientes vienen a hacerse una analítica para ver si tienen diabetes, hipertensión, etc, pero no esperan un diagnostico de obesidad y nos encontramos con que algunos pacientes cuando les decimos que tienen obesidad se quedan sorprendidos e incluso ofendidos, no lo entienden como un problema y que vamos a ayudarles", ha declarado Martínez.
Asimismo, el vocal de la Federación Española de Diabetes (FEDE), José Manuel García, ha apuntado que la obesidad "se tarda muchísimo en diagnosticar". "No puede ser que una persona vaya 10 años al médico y le diga que tiene colesterol y no le digan que controle su obesidad. Llega un momento que ya es tarde para todo, si no pones remedio con la obesidad siempre vas a empeorar", ha sentenciado.
EL 36% DE LOS CASOS DE OBESIDAD SE DIAGNOSTICAN EN ATENCIÓN PRIMARIA
En cuanto a la especialización de los profesionales que emitieron el diagnóstico de obesidad, se observa diversidad en las especialidades médicas involucradas ya que, aunque un 45 por ciento de los pacientes indica que recibió el diagnóstico de un endocrinólogo, un 36 por ciento lo obtuvo de su médico de Atención Primaria.
El restante 19 por ciento reporta otras fuentes de diagnóstico, que incluyen especialistas de diversas áreas médicas que tratan otras de sus patologías (cardiólogos, gastroenterólogos, entre otros), nutricionistas o dietistas, profesionales de enfermería y ginecólogos.
Entre las dificultades reportadas, se destaca que el 84 por ciento de los pacientes que han enfrentado obstáculos mencionan la falta de información o comprensión por parte de los profesionales de la salud como la principal dificultad.
Además, el 51 por ciento menciona la dificultad para localizar un profesional con experiencia en el manejo de la obesidad, el 49 por ciento alude a largos periodo de espera para la atención especializada, y el 36 por ciento reporta dificultades relacionadas con el acceso a pruebas o exámenes específicos necesarios para la confirmación diagnóstica.
Del total de los participantes, el 67 por ciento de ellos ha recibido atención sanitaria para la obesidad, mientras que el 33 por ciento restante no ha experimentado ningún tipo de atención en este contexto por lo que aún está sin diagnosticar.
En este aspecto, la miembro del Grupo de Trabajo del Área de Endocrino-Metabólica y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Paola Martínez, ha apuntado que se necesitan "estrategias claras" desde Atención Primaria tanto de tratamiento como de derivación a otras especialidades.
"En todas las especialidades nos ocurre lo mismo, durante nuestra formación académica no tuvimos una formación en obesidad, no ocupaba para nada un tema fundamental en nuestra formación. Ya ejercemos con una carencia de conocimientos, aunque quieras formarte no tienes esas armas. En Atención Primaria nos encontramos muchas veces muy perdidos en qué hacer con pacientes obesos", ha afirmado.
En cuanto a los tratamientos para el manejo de la obesidad, todos los participantes han seguido alguna modalidad terapéutica, con un promedio de aproximadamente cuatro tratamientos por paciente. En términos de frecuencia, las dietas estándar son las más comúnmente prescritas (90%), seguidas por programas de actividad física estándar (62%), dietas personalizadas (58%) y por el uso de productos de parafarmacia (57%).
En menor medida, se observa la prescripción de medicamentos o fármacos contra la obesidad (44%), programas de actividad física personalizados y supervisados (39%), cirugía bariátrica (27%), terapia conductual (21%) y otros tratamientos no quirúrgicos, como el balón intragástrico (7%).
EL 96% DE LOS PACIENTES TIENE UN IMPACTO EMOCIONAL
Los datos recopilados en este estudio revelan que un 96 por ciento de los pacientes han experimentado algún nivel de impacto emocional, y un 63 por ciento de estos califican dicho impacto como significativo. Además, un 28 por ciento de los pacientes definen la obesidad como una consecuencia de problemas emocionales.
A pesar de esta alta carga emocional que conlleva la obesidad, los datos revelan una preocupante brecha en la atención psicológica especializada. Concretamente, el 71 por ciento de los participantes en el estudio no ha tenido acceso a este tipo de tratamiento, a pesar de que el 56 por ciento de ellos considera que habría sido beneficioso y solo el 29 por ciento ha tenido acceso a atención psicológica especializada.
En este sentido, el presidente de CardioAlianza, Tomás Fajardo, ha apuntado que el apoyo psicológico que tienen los pacientes "es de lo más deficitario".
En este contexto, la Alianza ha realizado una lista con 12 propuestas de mejora que se enfocan en una atención más efectiva y en un enfoque integral de la enfermedad para mitigar el impacto en la salud.