La vacuna rusa contra la COVID-19 Sputnik V protege contra la variante británica del SARS-CoV-2, ha confirmado este martes el director del Centro de Epidemiología y Microbiología Nikolai Gamaleya, Alexander Guintsburg.
No obstante, Guintsburg, que fue el encargado de desarrollar el fármaco, ha precisado que los exámenes que se han llevado a cabo hasta ahora en este sentido son "experimentales".
"Hasta la fecha, se ha comprobado de forma experimental, incluso en los laboratorios de nuestro instituto, que el suero recibido por los vacunados con Sputnik V neutraliza perfectamente la variante británica del patógeno de la COVID-19", ha señalado en rueda de prensa, informa la agencia de noticias rusa Sputnik.
El experto ha agregado que los científicos rusos investigan también la protección del fármaco contra otras variantes del SARS-CoV-2 y que los resultados se darán a conocer "próximamente".
De forma paralela, ha asegurado que las personas que han recibido la Sputnik V están "completamente protegidos" contra sufrir casos graves de la enfermedad y producen anticuerpos "varios días después" del contacto con el virus.
La variante británica se caracteriza por su mayor transmisibilidad y, según el estudio de un equipo de epidemiólogos de las universidades de Exter y Bristol --publicado por 'British Medical Journal'--, se asocia también con una tasa de mortalidad hasta un 64 por ciento más alta en comparación con las mutaciones que circulaban anteriormente.
La Sputnik V, desarrollada con financiación del Fondo Ruso de Inversión Directa y aprobada en Rusia el 11 de agosto de 2020, se convirtió en la primera vacuna contra la COVID-19 registrada en el mundo.
A principios de febrero, la revista científica británica 'The Lancet' publicó los resultados del ensayo clínico de fase III del fármaco, que confirman una seguridad y eficacia del 91,6 por ciento. La vacuna consta de dos dosis aplicadas con un intervalo de 21 días: la primera se basa en el adenovirus humano tipo 26 y la segunda, en el adenovirus humano recombinante del tipo 5.
Hasta la fecha, ha sido autorizada para su uso en más de 50 países, entre ellos dos Estados miembros de la Unión Europea --Eslovaquia y Hungría--, así como en Argentina, Bolivia, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay y Venezuela.