viernes. 22.11.2024

Un estudio pionero publicado en la revista 'Trends in Ecology & Evolution' ha desvelado una intrigante conexión entre la temperatura testicular y la evolución de potentes genes anticancerígenos en los elefantes.

Dirigida por el profesor de la Universidad de Oxford (Reino Unido) Fritz Vollrath, presidente de Save the Elephants, la investigación sugiere que la ausencia de descendencia testicular en los elefantes puede haber impulsado el desarrollo de múltiples genes anticancerígenos, salvaguardando su producción de esperma sensible a la temperatura.

Esta nueva hipótesis abre una vía apasionante para los investigadores del cáncer, ya que podría ofrecer pistas para comprender la respuesta celular al daño del AND en los seres humanos.

A pesar de su gran tamaño y de un mayor número de divisiones celulares somáticas, que tradicionalmente aumentan el riesgo de cáncer, los elefantes desafían las expectativas convencionales. Este fenómeno, conocido como la paradoja de Peto, fue observado por primera vez por el famoso epidemiólogo de Oxford Richard Peto, quien observó que los elefantes y las ballenas parecen ser sorprendentemente resistentes al desarrollo de cánceres.

Recientes avances científicos han arrojado luz sobre la importancia de los elefantes para descifrar este misterio de la mitigación del cáncer. La clave es el vínculo entre un marcador genético, el gen TP53, y su producto proteínico p53. El p53 identifica y neutraliza el AND dañado durante las divisiones celulares e impide así la propagación de mutaciones.

Sorprendentemente, los elefantes destacan por albergar 20 copias del gen TP53, mientras que todos los demás animales conocidos, incluidos los humanos, poseen una sola copia. Esto plantea una pregunta: ¿por qué los elefantes han desarrollado este mecanismo de defensa aparentemente mágico contra el cáncer cuando otras especies no lo han hecho?

El estudio destaca que la selección de las células somáticas, que forman los cuerpos, órganos y tejidos, es relativamente débil y lenta debido a la intrincada mezcla de células sanas y potencialmente dañinas. Además, la evolución tiende a proceder gradualmente cuando se limita a desarrollos que ocurren en edades avanzadas, después de que se haya producido la mayor parte de la descendencia.

En cambio, la selección en las células germinales, como los espermatozoides y los óvulos, es considerablemente más fuerte y rápida, ya que afecta directamente a la supervivencia de cada célula individual.

Esto nos lleva al intrigante tema de la temperatura testicular. En los mamíferos, la producción de espermatozoides sanos depende de que los testículos estén varios grados más fríos que la temperatura corporal. En consecuencia, el descenso de los testículos al escroto desempeña un papel vital en su enfriamiento a medida que se acerca la madurez. Los elefantes, sin embargo, carecen de los genes responsables de este descenso, lo que hace que sus testículos permanezcan dentro de su cuerpo incluso en la madurez, sometiéndolos a temperaturas elevadas.

Teniendo en cuenta la vulnerabilidad inherente de los elefantes a los desafíos climáticos debido a su volumen, la relación de superficie desfavorable, la piel gruesa y los mecanismos de intercambio de calor centrados en el flujo sanguíneo en las aletas de las orejas, sus temperaturas corporales pueden dispararse a niveles perjudiciales para el metabolismo de los mamíferos y perjudiciales para la producción saludable de esperma.

Según el paradigma presentado por este estudio, la proliferación de genes TP53 no habría evolucionado principalmente para combatir el cáncer, sino más bien para apoyar la estabilización del AND en la espermatogonia, asegurando la producción de espermatozoides robustos y salvaguardando la línea germinal.

Sin embargo, esta diversificación de las proteínas p53 también ofrece beneficios protectores contra el daño del AND y las mutaciones en las líneas celulares somáticas, proporcionando así ventajas colaterales adicionales relacionadas con el cáncer y el envejecimiento, un área en la que se sabe que p53 desempeña un papel destacado.

"Los elefantes nos proporcionan un sistema único para estudiar la evolución de un mecanismo de defensa robusto contra el daño del AND y explorar los intrincados detalles del complejo p53 en nuestra propia batalla contra el cáncer y dolencias como el envejecimiento", ha asegurado el profesor Vollrath, para añadir que las novedades en este campo son "siempre importantes", pero sobre todo ahora que el sobrecalentamiento se está convirtiendo en un problema cada vez mayor también para los humanos.

La temperatura testicular podría contener el secreto de los genes anticancerígenos de...