Trauma infantil o sufrir catástrofes naturales, algunas de las causas del trastorno de identidad disociativo
"El paciente que lo sufre siente la presencia de dos o más personas que hablan o viven en él"
El próximo sábado se celebra el Día Mundial de los Trastornos de Identidad Disociativos, antes más conocido como "desorden de personalidad múltiple", por el que una persona puede tener dos o más identidades, cada una con su propio patrón de conducta y diferente forma de relacionarse con el entorno. Las principales causas son los traumas infantiles o el haber sufrido una catástrofe natural, según explican desde la Clínica López Ibor.
Así, "el paciente que lo sufre siente la presencia de dos o más personas que hablan o viven en él", destacan estos expertos. Es una enfermedad mental que supone una desconexión entre la realidad, el entorno, la identidad, los recuerdos y los pensamientos. "El paciente que lo padece no está en la realidad y, por ello, es muy difícil que pueda seguir una vida cotidiana", detallan desde la clínica.
El trastorno de identidad disociativo es un problema de difícil abordaje por parte de los que lo padecen, porque no solo condiciona su vida, sino que también afecta a la dinámica de su entorno (familia, trabajo y amistades) y, además, "genera muchos sentimientos de incomprensión por parte de los que les rodean".
Así las cosas, las personas que lo sufren suelen padecer amnesia disociativa, siendo el principal síntoma la pérdida de memoria grave de forma repentina, sin ser causa de una enfermedad concreta, y que puede durar horas, minutos, días o años.
"El 5 de marzo se dedica para hacer visible y crear conciencia de esta enfermedad que sufren cinco de cada 10.000 personas en todo el mundo", precisan desde el centro. "Es una patología no muy común, pero a la que hay que dar visibilidad, ya que muchas de las personas que lo padecen han sido víctimas de problemas y traumas graves en su infancia o son personas que han sufrido una catástrofe natural o un periodo traumático en el pasado", detallan.
La prevención en este caso, es "complicada", según los expertos. Por ello, es muy importante la detección de la enfermedad lo antes posible y la puesta en marcha del tratamiento para mejorar la calidad de vida del paciente y su posible cura.
Según aseguran estos psiquiatras, "no existen síntomas concretos", ya que estos "pueden ser muy variados, dependiendo del paciente". No obstante, los más comunes son: padecer otros problemas de salud mental; poca capacidad para afrontar las situaciones de estrés; distorsión de la percepción de las cosas y personas; no reconocimiento de sus propias emociones; sensación de separación con uno mismo y confusión de la identidad personal; pérdida de memoria grave; problemas en las relaciones personales y laborales y estrés emocional
Según los psiquiatras de la Clínica López Ibor, para su tratamiento es clave "no solo hacer un estudio psicológico y cerebral, sino dar con la medicación adecuada y aplicar sesiones psicoterapéuticas que ayuden a la persona afectada a retomar su vida de la manera más saludable posible".