Crítica de "Inmune": Una película prematura sobre la pandemia
Originalmente se llama Songbird, aunque el título traducido para España es Inmune. A día de hoy se puede disfrutar en el cine, lleva en cartelera desde el 18 de marzo. La película es un thiller dramático dirigido por Adam Mason (creador de otras películas como La sentencia del Diablo), también ha co-escrito junto a Simon Boyes .La historia empieza con imágenes que hemos vivido con el COVID-19, pero han pasado ya un par de años, estamos en 2024 y el virus ha mutado a una forma muy peligrosa, la versión actual es el COVID-23. Esto ha causado un confinamiento dirigido por la ley marcial, solo aquellos que son inmunes pueden salir a la calle a trabajar en el exterior.
A estas personas inmunes se les distingue por la pulsera que llevan puesta, de color amarilla y con un código con los datos de la persona. Nos situamos en EEUU y como hemos mencionado antes reina la ley marcial, por lo que las calles están llenas de operarios del ejercito y de policías que se encargan de mantener las normas y asegurarse de que todo el mundo cumpla con el confinamiento. A día de hoy si incumples el confinamiento te ponen multa, como mucho te arrestan y te dejan una noche de calabozo. En la realidad de este largometraje directamente te disparan a menos de que tengas la pulsera. Método muy drástico pero no quitaremos que sea efectivo para controlar la propagación. Este no es el único peligro en la película. En el mundo distópico creado por Mason y Boyes, el virus ha mutado en diferentes cepas y ya en el año 2024 ha mutado a uno con una mortalidad muy alta, viven con el Covid (como lo vivimos ahora) pero con mucha más peligrosidad.
La premisa de la película empieza fuerte. Vemos al protagonista, Nico, recorrer las calles de una ciudad desierta, en un entorno devastado y destruido. Todo el mundo está confinado en su casa y en las calles solo se ven a los helicópteros del ejercito pasar y a los inmunes que tienen trabajos en el exterior. Es un mundo distópico al que podrían haberle sacado más partido, pero acabó siendo una película que según sales del cine es para decir: "una y no más". Tendrá un reparto muy bueno y con un equipo de trabajo eficiente, pero el resultado final ha sido una película prematura con agujeros en el guion y con pocos recursos para terminar de enganchar al espectador.
No deja de ser una película del género de ciencia ficción, pero al hablar del Covid, nos une a nuestra realidad. El proyecto de la película empezó en mayo de 2020, apenas unos meses después del primer confinamiento. Podrían haber hablado de cualquier otro tema pero el Covid fue su recurso especial para llamar la atención del espectador y sinceramente, eso lo han conseguido. También he de decir, aunque llame la atención no significa que la película esté bien construida. Vale, es la primera película que habla del tema Covid sin pelos en la lengua, pero podrían haber esperado un poco más y pulir más tanto el guion como la historia. La película tira mucho del recurso deux ex machina, ( la traducción es "el Dios de la maquina" o como me gusta decir a mí, con referencia a los Simpsons "Lo hizo Dios"). Este recurso consiste en resolver una premisa o problema en la película de forma poco convincente o artificial. En otras palabras, la solución viene de alguien o algo que no tiene sentido. No diré spoiler por si el lector de estas líneas quiere ir a verla en el cine, pero le dejo este consejo: No esperes una buena película porque no lo es.
En cuanto hablamos de las subtramas (las relaciones entre los personajes) hay tres principales y tampoco tienen un tirón suficiente para engancharte. Por un lado la inusual relación romántica entre Nico y Sara. Nico un repartidor inmune que puede salir a la calle sin problema y Sara que está confinada. Una relación muy romántica sí, pero plana y con poca emoción. La mayor emoción que tienen es que nunca han estado en la misma habitación. Por otro lado tenemos a la familia Griffin, un matrimonio inmune que convive con una hija que no lo es. Entre sus secretos para ganar dinero, crean pulseras falsas y las venden en el mercado negro a muy alto precio. Como última relación tenemos a May y Dozer. Ella, una streamer muy popular y él, ex-soldado de Afganistán traumado y en silla de ruedas. Estas historias acabarán entrelazadas entre si, pero ni aún así consiguen enganchar al espectador a la silla.
Para los que somos más cinéfilos, si vemos la nota que tiene en IMDB no llega ni al aprobado, se queda en un 4,6 con más de 5.000 votos. En FilmAffinity no llega ni a un triste 4, al igual que en eCartelera. Lo que si ha conseguido es que los espectadores vayamos al cine. Es la primera película en cartelera que habla del COVID-19, pero si vamos al cine es para evadirnos de nuestra realidad y que durante hora y media veamos otro mundo lógico, aunque sea parecido al nuestro. En mi caso, salí decepcionado ya que vi un mundo que podría tener mucha más historia para hablar, pero por las prisas se quedaron en una superficie que no me agradó ni a mi persona ni a las demás críticas.