Semana Santa sin procesiones. Muchas personas se muestran confundidas ante esta situación, y así lo hacen saber en su forma de expresarse. “Este año tampoco hay semana santa” dicen multitud de ciudadanos españoles asimilando que la Semana Santa son pasos por las calles y su veneración. La Semana Santo no es (sólo) eso. La Semana Santa tiene un significado mucho más profundo. Es tiempo de reflexión y conmemoración, por parte de los católicos, de la muerte y resurrección de Cristo, es tiempo santo.
La Semana Santa, desde una primera visión periscópica, tiene la relevancia de recordar el episodio religioso más importante del cristianismo, el momento más trascendental de la religión base de la civilización occidental, y de la Europa y España que hoy día conocemos. La religión católica es intrínseca a toda la civilización europea y latinoamericana, es base de todo, y un factor sin el que no se puede entender la sociedad actual. Por ello, la celebración de la Semana Santa es tan importante en un país como España.
Sabiendo de la importancia de esta semana. En España, por tradición, siempre se ha vivido de forma muy intensa. Los pasos, las cofradías, la devoción que tiñen de emotividad este tiempo hacen que esta festividad no sea una más, sino una sumamente importante para miles de personas. Sin embargo, esa pasión desmedida por los pasos ha desvirtuado en cientos de casos el verdadero significado de la Semana Santa. Desde hace tiempo, el amor por la forma ha hecho que se pierda la noción del fondo. Para muchas personas llega esta celebración en el calendario y pasan a vivir con intensidad el frenesí de la Semana Santa en las calles. El intervalo entre Vienes de Dolores y Domingo de Resurrección pasa como un avión por encima de sus cabezas, durante un tiempo pueden mirar al cielo y admirar, pero cuando pasa el avión, cada uno vuelve a su vida como si nada. Es una pasión vacía lo que viven miles de personas, carente de sentido al no vivir el verdadero significado de la Semana Santa por dentro, al no hacer la introspección y el análisis interno que demanda este tiempo.
El incienso, por desgracia, ya no se huele en las calles, las marchas de Semana Santa no suenan al compás mientras salen de su templo los pasos. Es desolador pensar que este año no se podrá vivir esto de nuevo. Ojalá pronto podamos volver a sentir la emoción de ver las imágenes en todo su esplendor en todos los lugares de cada ciudad, con la belleza que ello conlleva. Sin embargo, la Semana Santa no se ha cancelado, la Semana Santa se celebra, y ahora que únicamente podemos visitar los pasos en sus templos, hay que aprovechar para hacer que la procesión pase por dentro de cada persona. Hacer esa introspección y reflexión de la Semana Santa. Vivirla desde dentro.