lunes. 23.12.2024

Curving, ghosting o blocking, son términos muy conocidos por las nuevas generaciones pero probablemente para otras les suene a chino. Estos conceptos aluden a situaciones no particularmente provechosas en el momento de iniciar o terminar una relación. Otro ejemplo es el benching, una práctica de la que cada vez se habla más. En el libro del doctor Hugh J. Silverman, Just Friends: The Ethics of (Postmodern) Relationships (Solo amigos: La ética de las relaciones posmodernas), se advierte sobre la ambigüedad de las relaciones actuales. Según Silverman, las líneas que separan el estar en una relación y no estarlo son cada vez más confusas lo que puede llevar a episodios de frustración, malentendidos, traumas e incluso resentimiento hacia la otra persona. Pero, ¿qué tiene que ver esto con el benching?

Pues bien, este término hace referencia a una situación en la que una persona muestra un interés intermitente hacia alguien. Como se deriva del propio sentido literal de la palabra, el benching se refiere a tener una segunda opción, “ser el segundo plato” o banco de reserva, para poder acudir a ella ante la conveniencia. Aquellos que lo practican suelen evitar las relaciones cara a cara por lo que prefieren el contacto virtual. Además solo buscan su propio beneficio, y desmerita los sentimientos y las intenciones de los demás. Se llega a considerar un tipo de abuso psicológico o emocional. La persona es claramente conocedora del interés o la atracción que despierta en la otra parte y lo utiliza a su favor.

Este nuevo fenómeno quiere describir patrones de comportamiento en cuanto a relaciones íntimas o de pareja de las nuevas generaciones. De hecho, hay expertos que han llegado a calificar de “robots sociales” a las relaciones posmodernas en las que prima la falta de ética, moral y la automatización. Relaciones, que según consideran, han dejado de lado la empatía, la amistad, la dignidad y la sociabilización.

Generalizando, quienes apuestan por esta práctica, lo hace para eludir un compromiso, aunque nunca llega a desvincularse del todo de la otra persona. El objetivo es conseguir algo a cambia que puede ser tanto en el plano emocional como en el sexual. El fenómeno también se explica a través de la facilidad con la cual se puede iniciar y finalizar una conversación a distancia sin que existan repercusiones de por medio.

Las redes sociales y la mensajería instantánea ejercen un papel importante en cuanto a que sirven como amplificadores del campo de juego para quienes practican el benching. Se trata de protegerse con estas plataformas y así crear un escudo o barrera que les otorga seguridad o poder al momento de prometer cosas, tontear o mostrar interés.

Por otra parte, es importante destacar que algunas personas son más propensas a optar por esta práctica que otras. Aquí entran en juego trastornos de salud mental como pueden ser el de la personalidad narcisista, el bipolar o de apego evitativo. El benching es considerado un tipo de manipulación y de abuso emocional.

No es fácil identificar este tipo de comportamientos pero algunos indicadores pueden ser:

  • Promesas de encuentros que nunca tienen lugar.
  • La mayor parte de la comunicación se desarrolla a través de canales virtuales.
  • No conoces el círculo íntimo de esa persona (amigos, familiares y demás).
  • Luego de un encuentro presencial o virtual en que se demuestra un gran afecto o interés, le sigue un periodo de distanciamiento.
  • Excusas o argumentos bien detallados para explicar el distanciamiento y la falta de contacto presencial (jornadas laborales extensas, periodos académicos de alta exigencia, gestiones personales y demás).
  • Adulación a través de palabras que no se corresponde con el comportamiento y las acciones.

El abuso emocional es una técnica cada vez más utilizada por los jóvenes