El calor del verano en España se refleja en nuestras playas, con un mar Cantábrico y Mediterráneo que van aumentando sus temperaturas, en nuestros bosques, con incendios forestales que baten un récord a comienzos de agosto, y en nuestras montañas, con los últimos glaciares agonizando. Las altas temperaturas podrían acabar mucho antes de lo estimado con Monte Perdido, en el Pirineo aragonés.
El glaciar de Monte Perdido se está derrumbando y los expertos auguran que este año va a ser catastrófico para el glaciar que podría desaparecer en diez años. En circunstancias normales, sin un calentamiento global acelerado por el ser humano, aún podría durar otros 30 años, es decir, el triple de tiempo.
Es frecuente en verano que el glaciar del Pirineo aragonés pierda hielo en su superficie. Este año, sin embargo, el calor ha provocado que aparezcan grietas muy profundas que forman bloques de hielo y, cuando el agua se filtra por esas grietas, puede llegar a la base del glaciar y hacer que se desprenda rápidamente.
Algo parecido ocurrió en el glaciar de la Marmolada, que se desmoronó causando once víctimas mortales, aunque todos los glaciares de los Pirineos juntos no suman la masa de la Marmolada, por lo que no podría pasar algo similar.
En caso de desprendimiento de Monte Perdido, eso sí, habría cierto riesgo para los montañistas que pasean por los valles ladera abajo, dado que el glaciar se encuentra en una zona de fuertes pendientes.