El deporte inclusivo aporta múltiples beneficios físicos, psicológicos y sociales a quienes lo practican. Para mantener intactas sus ventajas tanto desde el punto de la salud como de la integración social, se deben respetar una serie de fundamentos básicos sobre los que se cimienta.
Ignorar alguno de estos elementos troncales limita o incluso elimina los efectos positivos que consigue el deporte inclusivo. “Los valores propios del deporte, como la sana competitividad, el esfuerzo y el compañerismo siguen estando vigentes y, además, tienen que convivir con los ideales de la inclusión y con bases científicas detrás”, afirma Javier Pérez, director de la Cátedra de Estudios sobre Deporte Inclusivo.
Se deben respetar unos valores fundamentales para que, de esta forma, las personas puedan disfrutar de los beneficios físicos y cognitivos del deporte inclusivo. Los expertos de la Cátedra han recogido cuáles son estos conceptos.
Equidad. El deporte inclusivo se basa en algo tan elemental como en la igualdad de oportunidades y el equilibrio de condiciones entre los que juegan. Un deporte desigualado deriva en la comodidad de un equipo y en la frustración del otro, lo que impide el fomento de elementos básicos de la inclusión como la diversión, la sensación de mejora, la progresión y la recompensa del esfuerzo.
Empatía. Un sentimiento tan necesario en la sociedad también lo es en el deporte inclusivo. Mientras que, en el deporte convencional, la empatía está menos presente entre todos los que juegan primándose entre los compañeros de equipo, en el deporte inclusivo se debe tener en cuenta también a los participantes que compiten en el equipo contrario, a pesar de que todos intentan vencer. Se debe priorizar el bienestar de los participantes. La prioridad es que todos los participantes se sientan involucrados, participes y protagonistas.
Normativas y reglamento. Toda actividad, deporte o juego inclusivo debe tener unas normas que fomenten dicha inclusión y garanticen la participación plena de todos los integrantes.
Concienciación y sensibilización. La práctica de deporte inclusivo promueve en un primer momento objetivos centrados en la generación de una conciencia social inclusiva, con menor componente competitivo. Así, en un contexto de aprendizaje debe primar la generación de una conciencia positiva hacia la diversidad por encima de la competición. Esto logrará que sea más asequible conseguir objetivos, un pensamiento más optimista y exitoso y que se refuercen sus efectos beneficiosos. Su puesta en marcha ayuda, por tanto, a extender el mensaje de inclusión a nivel social.
Todos estos conceptos fundamentales son promulgados por el deporte inclusivo y a través de Fundación Sanitas, que lo apoya desde 2009 y que este otoño celebrará los Juegos Inclusivos con la colaboración del Consejo Superior de Deportes, el Comité Olímpico Español y el Comité Paralímpico Español, así como diferentes federaciones deportivas nacionales. “La celebración de estos Juegos Inclusivos supone un salto cualitativo para el proyecto del Deporte Inclusivo, que tanto ha progresado en los últimos años. Desde Fundación Sanitas seguiremos trabajando para conseguir que cada vez más disciplinas se unan a este concepto”, afirma Yolanda Erburu, directora general de Fundación Sanitas.