El Papa ha arremetido contra las "divisiones ideológicas" en la Iglesia católica y ha manifestado que si la "vida litúrgica" se convierte en "un estandarte de la división" es que "ahí está el olor del diablo".
"No es posible adorar a Dios y, al mismo tiempo, hacer de la liturgia un campo de batalla por cuestiones que no son esenciales, es más, por cuestiones superadas y tomar partido, partiendo de la liturgia, por ideologías que dividen a la Iglesia", ha subrayado el pontífice.
Francisco ha hecho estas declaraciones en un día dirigido a los profesores y estudiantes del Pontificio Instituto Litúrgico que ha recibido esta mañana en audiencia en el Vaticano con motivo del 60º aniversario de su fundación.
En julio del 2021, el Papa revocó la norma promulgada por Benedicto XVI y restringió de manera terminante el derecho de los sacerdotes y fieles para celebrar con el Misal Romano de 1962, es decir en latín y de espaldas, lo que provocó cierto malestar en los sectores más conservadores De la Iglesia católica.
Para el Papa son tres las dimensiones emergen claramente del impulso del Concilio Vaticano II para renovar la vida litúrgica. "La primera es la participación activa y fructífera en la liturgia; la segunda es la comunión eclesial animada por la celebración de la Eucaristía y los Sacramentos de la Iglesia; y la tercera es el impulso a la misión evangelizadora a partir de la vida litúrgica que implica a todos los bautizados", ha señalado en su discurso.
Para el Papa es necesario "educar a la gente para que entre en el espíritu de la liturgia" porque "la liturgia no se posee, no, no es una profesión: la liturgia se aprende, la liturgia se celebra".
Y ha añadido: "Incluso esta actitud de celebración sufre tentaciones. Sobre esto quisiera subrayar el peligro, la tentación del formalismo litúrgico: ir detrás de las formas, de las formalidades en lugar de la realidad, como vemos hoy en esos movimientos que tratan de retroceder y negar el Concilio Vaticano II. Entonces la celebración se convierte en recitación, es algo sin vida, sin alegría".
El Papa ha insistido en la formación del Pueblo de Dios como "una tarea fundamental para vivir una vida litúrgica plenamente eclesial". De este modo, ha señalado que la vida litúrgica es una misión "empuja siempre a la caridad, que es sobre todo apertura y atención a los demás".
"Esta actitud siempre comienza y se basa en la oración, especialmente en la oración litúrgica. Y esta dimensión nos abre también al diálogo, al encuentro, al espíritu ecuménico, a la acogida", ha asegurado finalmente.