El tenista español Carlos Alcaraz se clasificó este viernes para la final del torneo de Wimbledon, tercer 'Grand Slam' de la temporada y que se disputa sobre hierba en Londres (Reino Unido), tras ganar sólidamente al ruso Daniil Medvedev por un triple 6-3 en algo menos de dos horas.
En la Pista Central del All England Lawn Tennis & Croquet Club, donde parece haber brotado un idilio con las gradas, Alcaraz apabulló sobre todo en los dos primeros sets. Precisando las dejadas, clavando su particular telemetría para los golpes largos y haciendo correr a su adversario, el murciano prolongó su racha londinense.
Con un 80% (16/20) de puntos ganados al primer servicio, Alcaraz no concedió ni una bola de rotura a Medvedev en el set inaugural. Aunque el ruso tampoco facilitó la labor a su oponente, flojeó en el octavo juego y lo pagó muy caro. Tan solo una bola de 'break' fue suficiente para que el de El Palmar rompiera y tomase ventaja (5-3).
Ganando su saque en blanco, justo a continuación cerró esa primera manga a su favor (6-3) y mandó al moscovita un mensaje implícito. Mucho tenía que remar y remar para hacer daño al murciano, que en el segundo juego del segundo set salvó con temple un 30-40. Para colmo, 'ipso facto', Alcaraz sí que le rompió el saque a su rival (2-1).
No se lo había puesto fácil Medvedev, que lo acabó cediendo a la tercera oportunidad de 'break'. A partir de ese momento, el de El Palmar no dudó en sus turnos de saque y apenas intentó buscarle las 'cosquillas' al servicio de su contrincante. Manejó bien la distancia y abrochó la segunda manga en 36 minutos.
Al comienzo del tercer set, el murciano aceleró con un 3-0 de parcial, habiendo roto en el segundo juego (2-0) frente a un Medvedev sin finura, incómodo sobre el césped de un estadio que tenía como favorito al jugador del otro lado de la red. Tras ganar con apuros el cuarto juego (3-1), el moscovita merodeó la remontada (3-2).
Pero achacó, quizá, falta de fe contra un Alcaraz dinámico en cada subida a la red. En esos lares, y a esas alturas del encuentro, el muro murciano era palpable sobre la pista y también un obstáculo mental para Medvedev. No en vano, el tenista de Moscú se quedó sin consolidar su quiebre anterior ni otro más en el séptimo juego (4-3).
En ese curioso baile de 'breaks', Alcaraz se situó 5-3 y ya no dejó más margen a las sorpresas. Durante el noveno peloteo, en su primera opción para sentenciar el partido con 40-30, el murciano trabajó el punto por cada rincón de la pista y culminó el lance con una formidable derecha cruzada a la carrera.
Entre vítores, el de El Palmar levantó ambos brazos en señal de victoria como acto reflejo. Sin dilación, casi en la red, apretó la mano de Medvedev y luego la del juez de silla. Y cristalizó así otra comunión con la Pista Central; el próximo domingo buscará el título ahí mismo, en su primera final de Wimbledon, ante el serbio Novak Djokovic.