La carrera de Rafa Nadal llegó a su fin este martes con la eliminación de España en la Copa Davis, adelantando unos días su despedida oficial. Aunque el balear había anunciado que este torneo sería su última participación, muchos soñaban con un adiós épico, levantando la Davis en Málaga junto a Carlos Alcaraz. Sin embargo, el desenlace fue diferente: un emotivo discurso, lágrimas y una ovación cerrada del público marcaron su adiós en el Martín Carpena.
Concluye así una de las trayectorias más destacadas de la historia del tenis, pero Nadal encara ahora un cambio radical. La rutina de entrenamientos y competiciones da paso a nuevos retos, aunque con una posición privilegiada. Durante su carrera acumuló 123 millones de euros en premios de la ATP y su fortuna se estima en 550 millones de dólares, gracias a patrocinios de marcas como Nike, Movistar, Sabadell, Kia y Richard Mille.
El ya extenista se enfocará en su familia y negocios, destacando especialmente la Rafa Nadal Academy. Este centro, que combina formación deportiva y académica, es un referente mundial donde se han formado promesas como Casper Ruud. Además, Nadal está involucrado en proyectos de restauración, inmobiliarios y cosméticos, y ejerce como embajador del tenis para la federación saudí, una labor que generó cierta polémica.
En su discurso de despedida, Nadal destacó el papel crucial de su familia en su vida: "Nunca me ha fallado, ha estado conmigo en los momentos malos y me ha mantenido con los pies en el suelo cuando todo iba bien". Sus hobbies, como el golf y la navegación, ocuparán parte de su tiempo, pero también se mantiene abierta la posibilidad de un futuro en la presidencia del Real Madrid, una idea que él mismo ha considerado atractiva.
La retirada de Nadal cierra un capítulo brillante en el deporte español, pero abre la puerta a nuevos desafíos para una figura que ha trascendido el tenis y que sigue siendo referente a nivel mundial.