miércoles. 27.11.2024

A última hora de este domingo un comunicado firmado por doce de los más importantes clubes europeos hacía tambalear los cimientos del fútbol tal y como lo conocemos en la que probablemente sea la noticia más trascendental del deporte rey en mucho tiempo. 

La intención de estos doce equipos (Milan, Arsenal, Atlético de Madrid, Chelsea, Barcelona, Inter de Milán, Juventus, Liverpool, Manchester City, Manchester United, Real Madrid y Tottenham) es la creación de una nueva Superliga Europea, encabezada por Florentino Pérez, una competición al margen de la actual UEFA Champions League en busca de mejores contratos televisivos que los que asegura la máxima competición mundial a nivel de clubes, todo un vuelco en la tradición futbolística que reina Europa desde hace más de medio siglo, una decisión de unos pocos que sin embargo afectaría enormemente al resto del conjunto. 

A los doce 'clubes fundadores' de la nueva Superliga, aún quedarían por añadirse otros tres, que junto a otros cinco equipos invitados, 20 en total, formarían la competición, dividida en dos grupos de 10, que jugarán partidos de ida y vuelta; los tres primeros de cada grupo accederán directamente a los cuartos de final, con encuentros a doble partido, y los clubes que terminen en cuarta y quinta posición se disputarán su plaza mediante un 'playoff', también a doble partido. La cantidad de dinero que amasaría el campeón de esta Superliga es, cuanto menos, jugosa: 400 millones de euros frente a los 120 (millón arriba millón abajo) que se le otorga al ganador de la presente Champions League. 

El clima de inestabilidad que planea ahora mismo sobre el fútbol europeo parece estar justificado por la búsqueda de los grandes clubes de asegurarse mejores contratos televisivos y un reparto más favorable de los fondos que las competiciones ofrecen a los clubes por participar y por pasar rondas. Las cifras que plantea manejar la nueva Superliga son estratosféricas: prometen un reparto "dedicado únicamente a acometer planes de inversión en infraestructuras y compensar el impacto de la pandemia del COVID" de 3.525 millones de euros, de los cuales 350 corresponderán a seis clubes, 225 para cuatro, 112,5 para dos y 100 para otros tres equipos. Ahí puede que resida una de las claves de la creación de esta nueva liga europea, unos clubes azotados por la crisis económica derivada de la pandemia que precisan de grandes inyecciones de liquidez para hacer frente a sus más que elevados gastos. Aparte, han valorado en 4.000 millones de euros la cifra que se cosechará en derechos televisivos. Una absoluta barbaridad. 

REACCIONES

Las reacciones ante tan importante noticia no se han hecho esperar. Por su parte, dos de los clubes más grandes de Europa, PSG y Bayern, finalistas de la pasada edición de la Champions League, han rechazado su invitación a la Superliga, alegando por continuar con la estructura seguida hasta el momento. Cabe recordar que Nasser Al-Khelaïfi, presidente del PSG, forma parte del Comité Ejecutivo de la UEFA y que su empresa, BeIN Media Group posee los derechos televisivos de la Champions League hasta 2024, por lo que decidir dar el salto a la Superliga significaría para el catarí darse un tiro en el pie, económicamente hablando. 

El discurso de Karl-Heinz Rummenigge, CEO del Bayern de Múnich, deriva por una línea más solidaria con los clubes más modestos: "El Bayern acoge con satisfacción las reformas de la Champions League porque creemos que es el paso adecuado para el desarrollo del fútbol europeo. La ronda preliminar modificada contribuirá a generar más tensión y emoción a la competición". 

La FIFA, por su parte, rechaza la creación de la Superliga europea, una competición "separatista y cerrada" que no respeta los principio de "solidaridad, inclusión, integridad y redistribución económica", y ha pedido a todas las partes implicadas que mantengan "un diálogo tranquilo, constructivo y equilibrado" por "el bien del fútbol". Más contundente ha sido la UEFA, presidida por Alexander Ceferin, quien en un comunicado ha asegurado que los clubes que participen en la nueva competición "no podrán disputar las otras competiciones europeas y locales y sus futbolistas tendrán prohibida su participación en torneos internacionales con sus selecciones". El mandatario de la máxima organización del fútbol europeo ha insistido en la insolidaridad de los clubes fundadores, a quienes ha acusado de egoístas: "El noventa por ciento del dinero de la UEFA regresa al fútbol y no solo a la élite. La UEFA no se mueve solo por el dinero. Desarrolla el fútbol. La Superliga no es así. Solo es negocio. Solo interesa los bolsillos y no la solidaridad. Los valores del fútbol son otros. No vamos a permitirlo", ha declarado el esloveno. Ante la inquietud que ha generado la noticia, avisa: Se tomarán medidas en breve, pero se tienen que estudiar. Solo han pasado unas horas desde el anuncio".


 

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