martes. 26.11.2024

Don Rafael Nadal lo volvió a hacer, demostrando por qué es el GOAT del deporte de la raqueta. El tenista español ha conseguido su título número 21 de Grand Slam en Australia tras remontar al ruso Medvedev, en una final agónica a 5 sets, que pasará a la historia del deporte internacional.

Este Open de Australia era una oportunidad de oro para Nadal para conseguir superar los 20 títulos de Gran Slam de su rival histórico Novak Djokovic que no podía participar por los protocolos Covid. Pero el ruso Medvedev no quería dejar que el cuento de Rafa acabase en un final feliz.

Duro comienzo y la pared rusa

Rafa comenzó el encuentro algo fallón, cometiendo algunas dobles faltas en el saque ante la precisión y gran físico del ruso que, no dejaba pasar ni una bola, dando un verdadero repaso a un Nadal, que se sentía incómodo y frío en la pista. El saque dominante de Medvedev y su increíble revés cruzado destrozaron a Rafa en un imponente 2-6 que le daba el primer set.

Cambio de sensaciones

En el segundo set el ambiente del partido cambió, Rafa empezó a entonarse con menos imperfecciones en su juego, poniéndose al nivel de Medvedev, que parecía invencible en el saque, pero al que Nadal le supo rascar algún break. Sin duda el set más igualado de todo el encuentro llegando a casi la hora y media de duración, pues el segundo set se fue al Tie Break. Un tie break que parecía que Nadal se haría con el cuando se puso 5-4, pero el ruso sacó unos restos imparables que le dieron la vuelta al desempate, dándole el segundo set.

El set había sido para Medvedev, pero realmente las sensaciones eran positivas para el tenista español que tenía que hacer la hazaña y lo que nunca antes había ocurrido en el Open de Australia, remontar una final perdiendo por dos sets. Un hazaña difícil, pero no imposible para el tenista balear que nos acostumbra a hacer milagros.

La importancia de la constancia y el corazón

Cuando hablamos de constancia en el deporte, la primera persona que se nos puede venir a la cabeza es Rafa Nadal. Hace un mes y medio, el balear no sabía siquiera si continuaría jugando al tenis de manera profesional debido a sus lesiones. Hoy, en Melbourne, en ese tercer set, Nadal encontró las grietas en el muro ruso que era Medvedev. El físico de Nadal continuaba pleno, mientras que poco a poco el ruso se iba resintiendo.

Cansancio que se mostraba en sus errores, siendo menos contundente en el resto y fallando golpes que eran impensables en el anterior set. Mientras Medvedev caía en las dudas y fallos no forzados, Nadal crecía en el partido sintiéndose cada vez más cómodo y preciso, sobre todo en el saque, apartado que tenía pendiente a lo largo del torneo. El español remó sin parar ganando muchos breaks y rascando donde se pensaba que no podía.

Ante el asombro de Medvedev y la emoción del público, la victoria parecía más cerca para Nadal que para el ruso, tras recortar un set por 6-4. Esa sensación de remontada se fue acrecentando con el paso del 4to set, un set que para Nadal fue similar que el tercero. Mucho más preciso y constante, mientras que Medvedev caía en desesperación, pero se intentaba agarrar al partido. Finalmente, tras un Nadal estupendo en el saque y disputándole los restos a Medvedev, el partido se iba al 5to set.

Carrusel de emociones y el poder de la narrativa

La victoria de Nadal sería según la narrativa del jugador la más emocionante. Hace un mes y medio estuvo a punto de colgar la raqueta debido a las lesiones y sus 35 años. En la entrada del año ganó un torneo en Sídney en el cual recuperaba forma física, pero no las tenía todas consigo de cara al Open de Australia siendo uno de los tapados ante los favoritos como eran Medvedev y Tsitsipas. 

El español tras un torneo de menos a más llega a la final ante el número 2 del mundo, el ruso Daniil Medvedev, y empezando la final 2 sets a 0 perdiendo. Llámenlo narrativa, llámenlo esfuerzo, pero Nadal le dió la vuelta al partido, jugando mejor que su rival, resistiendo en los peores momentos y administrando su físico hasta el final.

El español tuvo la oportunidad de vencer en el décimo juego con el saque a favor. Nadal se puso 30-0 arriba, pero una serie de errores no forzados y el acierto de Medvedev le dieron el empate al ruso. Tras ello, Nadal tomó aire, se centró y no pecó más de nerviosismo. Empató el undécimo set poniéndose 30-30, y tras un error del ruso y un resto magnífico que valía un campeonato, Nadal se volvía a poner a un juego de hacer historia.

El público apretaba en el descanso entre juego y juego, los nervios de todo el mundo estaban a flor de piel, menos los de Rafa, él sabía muy bien qué tenía que hacer para ganar, y lo demostró. Nadal se puso por delante pronto de nuevo 30-0. Esta vez no podía dejar escapar la victoria, por su carrera, su esfuerzo, su narrativa, sus lesiones, por sus fans y familia. Con el 40-15, Nadal forzó el revés cruzado de Medvedev, pero esta vez no llegó. Así Nadal pasaba una vez más a la historia, convirtiéndose en el tenista con más títulos de Grand Slam y colocándose como el actual número 1 de la ATP.

Rafa Nadal hace historia y consigue su Grand Slam número 21 en Australia