Rafa Nadal conquistó su duodécimo título del Barcelona Open Banc Sabadell después de una increíble final en la que batió a Stefanos Tsitsipas en tres mangas (6-4, 6-7(6) y 7-5) a pesar de que el heleno partía como favorito. Después de llevarse el primer set, el balear fue llevado al límite tras ceder el tie-break del segundo, pero acabó por decantar la balanza a pesar del empuje de su rival.
Rafa Nadal volvía a una final del Conde de Godó, torneo que le había visto ganar en once ocasiones, y lo hacía con el rival que más en forma se había mostrado a lo largo de la temporada de tierra batida, después de alzarse con su primer título de campeón de Masters 1.000 en Monte Carlo, Stefanos Tsitsipas. Repetían el duelo de 2018, pero el balear se encontraba ante un tenista más maduro y mucho más dominante que el que apenas le pudo hacer tres juegos en aquella ocasión.
El balear parecía iniciar con control el duelo tras una buena puesta en escena en el juego inicial, pero iba a ser Tsitsipas el que golpeara primer, tanto por el tenis mostrado, como por el marcador, que se le ponía de cara en el segundo turno al servicio de Nadal. El jugador griego crecía y era el español el que buscaba mantenerse como podía dentro de la pista, pero conforme pasaban los peloteos, eso iba a cambiar.
Porque Rafa se conoce como la palma de su mano la pista que lleva su nombre y sabe convertir mejor que nadie el juego defensivo en un arma de ataque. Su estilo sin fisuras, consiguiendo cada vez más ganadores y con un Tsitsipas cada vez más exigido, y sin aprovechar la oportunidad de una segunda rotura, le permitieron a Nadal el crecer y recuperar la confianza, mostrando su mejor versión de la semana. No solo empataba el marcador a 4-4 y salvaba una situación muy desfavorable en el juego posterior, sino que se llevaba un set que ni mucho menos había empezado de la mejor manera para él (6-4).
El segundo set iba a comenzar de la misma manera que el primero, con un break a favor de Tsitsipas, que pareció no acusar el golpe de verse por detrás tras una manga en la que no había tenido malas sensaciones. De la misma manera, la reacción de Nadal volvió a llegar, con un nivel que ni mucho menos bajaba por parte de ninguno de los dos tenistas el ritmo. Con el 3-3 se igualaba el marcador y las sensaciones no podían estar más parejas.El set se convirtió en una batalla de tú a tú entre dos jugadores que empiezan a conocerse a la perfección, desaprovechando Nadal dos bolas de campeonato y forzando Tsitsipas un desempate que le permitiría alargar la final, después de demostrar nuevamente, que es un jugador que nunca tira la toalla por muy cuesta arriba que se encuentre la situación para él. Una doble falta del español le daba la oportunidad que esperaba al heleno para llevarse el tie-break (6-7(6)).
El cansancio hacía mella en Nadal y Tsitsipas que bajaron el ritmo en la tercera manga. Los servicios se imponían sobre los restos y los juegos se sucedían antes de un desenlace que se presentaba incierto en Barcelona. Los nervios estaban a flor de piel y fue el español el que fue capaz de templar la situación, a pesar de que el griego era el que encontraba una bola de campeonato a su favor.
Nadal conseguía el premio a su tesón con el break que le ponía con 6-5 y servicio para cerrar el duodécimo título en Barcelona. El sufrimiento tuvo su premio y Rafa no falló. El título adorna su palmarés y deja claro que su mejor tenis ha vuelto para quedarse tras una batalla épica de las que suben la moral (7-5).