Cuando le comunicaron la mala noticia, Alba tenía tan solo 4 años y su madre estaba embarazada de su segundo hijo. Advirtieron a la madre de que, al recibir la quimio, sería muy tóxica para su embarazo por lo que no podía ni tocar a la niña en el caso de que esta sudase.
El cáncer por el que pasó solo tiene una tasa de supervivencia del 88% en niños, y entre ellos, Alba consiguió superarlo pese a todas las dificultades familiares que tenían en ese momento. Ella afirma no tener muchos recuerdos de esa etapa de su vida, lo explica como si no hubiese ocurrido, con algunos vagos recuerdos. En cambio, para sus padres es algo que parece que tan solo han pasado unos días. Ahora la joven va a hacer 18 años.
Sus padres cuentan que su infancia no ha sido nada fácil ya que, la vida "normal" comenzó muy tarde para ella, cuando realmente se aseguraron que era seguro para la niña empezar a ir al colegio, relacionarse con más personas, incluso con su propia familia. Explican que ha sido una niña muy mimada por todos ya que lo que pedía lo tenía, como manera de que pasase las revisiones de forma más amena. Esto ha sido algo que ha afectado durante el desarrollo de su adolescencia, ya que tanto padres como hija han tenido que trabajarlo para entender que su vida es otra a la que viven desde que nació su primera hija.