La ley de bienestar animal tan controvertida, a la par que necesaria, al fin ha entrado en vigor a finales de septiembre. Esta trae el establecimiento de nuevas obligaciones para los dueños de mascotas, pues la normativa ha dejado fuera a los animales que no pertenecen al entorno urbano y a los perros de caza. En el caso de no cumplir con la norma, los propietarios podrían ser sancionados con multas de entre los 500 a los 200.000 euros.
Incluye, a parte de que que los perros no pueden estar solos más de 24 horas, tampoco pueden estar “atados o deambulando por espacios públicos sin la supervisión presencial” de su cuidador, es obligatorio identificarlos con un microchip (a perros, gatos y hurones) y está prohibida la venta y compra de mascotas. Pero lo que destaca es un aspecto relacionado con la alimentación.
El pienso especial que se puede adquirir en supermercados es la alimentación básica en las mascotas. También se les suele dar los restos de comida del día a día, e incluso, son algunos dueños los que alimentan a sus mascotas con otros animales muertos. Pues con la entrada en vigor de la Ley de Bienestar Animal se prohíbe alimentar a las mascotas con vísceras, cadáveres y otros despojos de animales, los cuales no hayan superado ciertos controles sanitarios. Así se garantiza una dieta que no sea perjudicial para la salud del animal.
Objetivo de la ley
La nueva ley se plantea con el objetivo de proteger mejor a los animales domésticos, fundamentalmente perros, gatos, hurones y determinadas especies de peces y pájaros. Además, las malas condiciones de los animales y las altas cifras de abandono hacían de esta ley una necesidad.
Uno de cada tres hogares, en España, cuenta con, al menos, con un animal de compañía, pero más de 6 millones de animales están fuera del control oficial según los cálculos, y supone un riesgo para la salud pública la falta de registro de estos.
También era necesario que la normativa se adaptase a una nueva consideración de los animales, la de "seres dotados de sensibilidad" cuyos derechos deben protegerse específicamente. Los animales no son meros objetos, sino que son seres vivos que merecen el reconocimiento y protección de su "dignidad".
