Estaba embarazada de 7 meses y 3 semanas cuando el covid le cambió los planes. A Begoña García, de 28 años, le tuvieron que hacer una cesárea de urgencias en el Hospital de la Línea de la Concepción, en Cádiz, para salvarle la vida. Dio a luz y no ha conocido a su bebé, Jose Manuel, hasta un mes después.
La historia no es corta ni fácil. El sueño de su vida siempre fue ser madre y le costó un año de tratamientos para quedarse embarazada. Dos ovarios poliquísticos se lo estaban impidiendo. Ahí saltó el primer obstáculo. El segundo, llegó con un embarazo lleno de vómitos. Y el último, cuando el covid entró en su vida.
“Sentía un resfriado hasta que la noche del 6 de diciembre entré en el hospital”, cuenta Begoña. Antes había pasado dos noches en su casa, aislada y asfixiándose hasta que, la ambulancia la recogió, “porque no aguantaba más”. El día 9, la ginecóloga decidió provocar el parto porque su saturación bajaba cada vez más. Los dos corrían peligro.
Horas después de dar a luz, entró en la Unidad de Cuidados Intensivos y aquí ha estado hasta el 17 de enero. A sus familiares, le hicieron “el cuerpo”, porque el estado de salud de Begoña era muy complicado: “Se me pararon los riñones, los pulmones y nadie se explica cómo salí adelante”, relata emocionada.
El día 7 de enero, desde el hospital le prepararon una habitación para que conociera a su bebé. Un mes después de conocer el mundo, no había conocido a su mamá. “El día más feliz de mi vida, tenía mucho miedo, nervios, felicidad”, confiesa. Todos los presentes se emocionaron y la animaron a que lo cogiera en brazos cuando ella no tenía confianza en su fuerza. No era consciente de que ya había demostrado su fortaleza saliendo adelante en su lucha contra el covid.
A día de hoy, ya está en casa, sigue tosiendo, a veces se asfixia y recupera la movilidad de su pierna izquierda poco a poco. “Estoy viviendo un sueño”, dice Begoña. El covid le robó el primer mes de su bebé pero está agradecida porque ahora lo tiene en sus brazos.