Los biocombustibles no liberan dióxido de carbono (CO2) cuando se queman. Se trata de una alternativa más sostenible que ya se está utilizando para coches, camiones, barcos u otros vehículos a partir de derivados de fuentes renovables.
Usan los restos orgánicos -aceite, estiércol, huesos de aceituna...- se utilizan como materia prima para ser una fuente de energía. Su empleo genera un menor impacto de huella de carbono.
"Son las materias primas residuales con las cuales podemos fabricar combustibles renovables que muevan nuestros coches", explica Dolores, del centro de investigación.
"Aquí tenemos los procesos con los cuales transformamos las materias primas de origen residual, biológico para producir esos combustibles renovables. Por ejemplo, técnicas de hidrogenación que transforman esos aceites usados de fritura en combustible que luego podemos usar en los motores".
Con la etiqueta E5 o E10 "que dice el porcentaje bioetanol que lleva esa gasolina". Este tipo de biocombustible es compatible con los motores de los vehículos que hay en la actualidad "no hay que modificarlos" y además, permite reducir las emisiones netas de CO2, "es una solución más para descarbonizar la movilidad".