Adelante Andalucía ha presentado en el Senado una proposición de ley para garantizar los derechos de los menores cuyos padres están en prisión, mediante la cual propone que los menores puedan disfrutar de dos horas semanales de visita sin ninguna barrera física que les separe de su progenitor. En la actualidad las vistas se hacen a través de una mampara de cristal durante 40 minutos.
Adelante Andalucía ha esgrimido que la iniciativa ayudará a muchas familias afectadas por el hecho de que Andalucía es la comunidad autónoma con más centros penitenciarios y casi 13.500 personas presas, según ha puesto de manifiesto por medio de una nota.
"La actual regulación del régimen de comunicaciones entre menores de edad y sus progenitores presos presenta una grieta reparable que afecta fundamentalmente al desarrollo emocional de los menores", ha explicado la senadora Pilar González.
La actual legislación contempla que los niños afectados puedan permanecer junto a sus madres en prisión hasta que alcancen la edad de tres años, cuando irremediablemente pasarán al cuidado de otro familiar o a estar bajo la tutela del Estado.
A partir de ese momento, las comunicaciones de los menores con su madre o padre preso sólo podrán ser de dos visitas de 20 minutos o una de 40.
La iniciativa, impulsada por la senadora autonómica Maribel Mora y la senadora Pilar González, pretende garantizar que "el régimen de visitas deberá en todo caso respetar el interés de las personas menores de edad", ha explicado Mora.
La Proposición de Ley de Adelante Andalucía aspira a que "las referidas visitas se realizarán sin restricciones de ningún tipo en cuanto a frecuencia e intimidad y su periodicidad no podrá ser nunca inferior a una comunicación por semana y su duración mínima será de dos horas", sin olvidar que sean compatibles con el horario escolar de los menores.
La también diputada autonómica Mora ha sostenido que supone "una iniciativa como ésta es de suma importancia para muchos menores que ven vulnerados en nuestro país su derecho a tener una relación afectiva normalizada con sus progenitores, aun cuando estos estén en prisión".
Mora ha recalcado que "la condena al padre o a la madre no puede convertirse en una condena añadida para unos menores que deberían estar protegidos por la legislación".
Pilar González ha añadido que "esto facilita la reinserción de la persona presa que no pierde sus vínculos familiares y con su entorno al que después deberá volver y esta aspiración reinsertadora es la función constitucional que nos mandata la constitución para las penas privativas de libertad".