Julio se ha declarado el mes sin plástico, sin embargo, por mucho que intentemos limitar el uso de este problemático material en nuestro día a día, hay un elemento en nuestra rutina del que no podemos deshacernos: la ropa.
Más del 60 por ciento de las fibras textiles en el planeta están constituidas por poliéster, y aunque ciertas marcas comiencen a buscar nuevas alternativas, un estudio revela que el 50% de la moda rápida hoy en día se fabrica a raíz de plástico virgen, esto coloca a la industria como una de las máximas responsables en traer al mundo inmensas cantidades de plástico nuevo.
Hay que tener en cuenta que el plástico viene de combustibles fósiles y que a su vez estos son los principales culpables del cambio climático. “Los tejidos sintéticos representan una parte importante del modelo de negocio de las empresas de gas y petróleo”, nos dice Josie Warden, coautora del ensayo Fast Fashion’s Plastic Problem y jefa de diseño regenerativo de la Royal Society for Arts (RSA) de Londres.
La situación es grave, y cada vez va a peor. Un estudio reveló este junio que los materiales sintéticos casi alcanzarán el 75 por ciento de todos los productos textiles en 2030. “Las compañías de gas y petróleo consideran que [estos materiales] son una de las áreas de desarrollo con mayor crecimiento, y eso no deja de ser un problema, porque sabemos que nos hace falta reducir la extracción de combustibles fósiles”, añade Warden.
No es este el único problema. Además, cada vez que lavamos la ropa se liberan millones de microplásticos que terminan en océanos y vías fluviales, contaminándolos y poniendo en riesgo la vida de los animales marinos. Como no son biodegradables, estos materiales no desaparecerán del planeta hasta dentro de 200 años, en ese tiempo se descompodrán en microfibras aún más dañinas y sustancias químicas muy tóxicas para la naturaleza.
Según el informe de 2017 de la Agenda Global de Moda, cada año se producen 92 millones de toneladas de desechos textiles que suelen acabar acumulados o incinerados en las plantas de residuos.
“El plástico está por todas partes y tenemos que hacer algo al respecto”, asegura Liesl Truscott, director de estrategia europea y de materiales de la organización sin ánimo de lucro Textile Exchange. “Tenemos que tomar conciencia del problema que suponen los residuos y los microplásticos, el impacto que tienen en la naturaleza, la biodiversidad y en nuestra cadena alimentaria. Tenemos un problema y no va a desaparecer así como así".
Por qué la moda depende de los materiales sintéticos
Cuando el nailon y el poliéster aparecieron en los 40 la moda comenzó a depender de ellos, dejando prácticamente atrás el algodón, la lana y la seda. El por qué de esta sustitución lo comenta Truscott “Son fibras resistentes, relativamente baratas y fiables”, explica “Mientras que el algodón y otras fibras naturales pueden verse más afectadas por cuestiones de disponibilidad o por las condiciones climatológicas y el cambio climático”.
¿Cuál podrá ser la solución?
Debido a la enorme cantidad de plástico que encontramos ya en el planeta, sería mucha mejor fabricar las prendas con el poliéster reciclado –hecho normalmente de botellas de plástico o de redes de pesca desechadas– en lugar del plástico virgen, aunque tampoco debería establecerse como una solución a largo plazo. “El plástico reciclado que se usa en la ropa va a seguir llenando los vertederos cuando llegue al final de su segunda vida, y es un ciclo bastante corto”, comenta Warden.
De momento, sigue siendo muy complicado reutilizar estos textiles con el fin de fabricar nuevas prendas y este método por ello hoy no alcanza ni el uno por ciento. “Hay muy poca infraestructura para el reciclaje de fibras sintéticas”, continúa Warden. El reciclaje mecánico que consiste en triturar los textiles, supone que se reduzca la calidad de la fibra; sin embargo, que el reciclaje químico, que descompone los materiales con sustancias químicas, consume demasiada energía y también puede provocar la liberación de sustancias tóxicas.