jueves. 09.01.2025

El uso diario de la tecnología ha reducido profundamente la forma en que se maneja y procesa la información. Hoy en día, es habitual disponer de dispositivos digitales, como teléfonos móviles y ordenadores para almacenar datos, programar recordatorios o, incluso, realizar operaciones matemáticas básicas. Una práctica que ha disminuido significativamente la necesidad de recordar información por uno mismo, lo que, a largo plazo, afecta al entrenamiento de la memoria y a la capacidad de retención.

Esta dependencia de la tecnología afecta también a la necesidad de realizar esfuerzos cognitivos activos, como recordar un número de teléfono o hacer cálculos rápidos. A medida que se delegan estas funciones a la tecnología, la capacidad de realizar estas tareas de manera autónoma se ve comprometida, lo que provoca una especie de "entumecimiento" cognitivo y limita las habilidades naturales. Tanto es así, que la Real Academia Nacional de Medicina ya advierte que la utilización excesiva de la inteligencia artificial debilita la retención de conocimientos, y reduce la capacidad de resolver problemas y pensar críticamente. Un hecho que, unido la alta prevalencia de los problemas de salud mental, ha favorecido la aparición de la niebla mental, un fenómeno a menudo asociado a la disminución de las capacidades de concentración y memoria, que tiene como consecuencia una mayor dificultad para gestión y procesar adecuadamente la información. Y es que, el cerebro tiene una capacidad limitada para procesar y retener datos, y la exposición a múltiples estímulos a la vez y a información constante puede generar sobrecarga mental, reduciendo la atención en tareas importantes y la toma de decisiones. Una situación especialmente preocupante teniendo en cuenta que el 31% de los españoles afirma tener dificultades para mantener la concentración como consecuencia del estrés, tal y como muestra el estudio Cigna International Health.

"Es esencial aprender a hacer un uso correcto de la tecnología con prácticas que favorezcan nuestro bienestar cognitivo y emocional, de modo que podamos seguir entrenando y ejercitando nuestro cerebro de forma efectiva. Esto implica establecer límites saludables en la interacción con los dispositivos y dedicar tiempo a actividades que estimulen las capacidades cognitivas, como la lectura, la reflexión o la resolución de problemas. Al hacerlo, no solo preservamos nuestra salud mental, sino que también mantenemos nuestra capacidad para procesar y retener información, favoreciendo así un equilibrio que beneficie nuestro bienestar integral.", declara Elena Luengo, directora de Innovación de Cigna Healthcare España.

Para prevenir la niebla mental y cuidar la salud cognitiva, los expertos de Cigna Healthcare facilitan cinco estrategias clave:

  • Incorporar el détox digital. El acceso constante a un flujo de información digital puede generar una sobrecarga cognitiva, dificultando la capacidad de atención y toma de decisiones. La mente se ve saturada de datos, lo que afecta la memoria, el razonamiento y la claridad mental. En este sentido, incorporar "détox digitales" semanales o mensuales, que consisten en pasar días completos sin conexión a Internet, en los que enfocarse solo en actividades físicas o creativas, ayuda a reducir el estrés y proporciona una pausa significativa para el cerebro, permitiéndole recuperarse de los frecuentes estímulos digitales.
  • Cerebro activo, cerebro joven. El cerebro es uno de los órganos más importantes, y su correcto funcionamiento depende del cuidado constante. La Sociedad Española de Neurología (SEN) recomienda mantener hábitos beneficiosos para el cerebro desde edades tempranas para evitar secuelas neurológicas a medida que se envejece. Practicar actividades que impliquen el aprendizaje continuo, como estudiar un nuevo idioma o aprender a tocar un instrumento musical, no solo mejoran la memoria y la concentración, sino que también potencian el razonamiento y la capacidad para aprender cosas nuevas, contribuyendo a la salud cerebral general a largo plazo.
  • Mantener la autonomía cognitiva. Para mantener las habilidades cognitivas, es fundamental evitar la dependencia excesiva de la tecnología en situaciones cotidianas, como no recurrir automáticamente al GPS al entrar en el coche, ni usar la calculadora para saber cuánto es el cambio en el supermercado o un descuento del 20%. En este sentido, resolver estos pequeños desafíos mentales sin ayuda de un dispositivo electrónico permite entrenar la memoria, razonamiento y concentración y habilidades cognitivas, evitando el "entumecimiento" cerebral.
  • Combatir la lentitud mental con la alimentación. La salud cognitiva no solo depende de los hábitos mentales, sino también de lo que se come. Esta conexión, conocida como el eje intestino-cerebro, sugiere que una dieta equilibrada y rica en nutrientes puede influir positivamente en el estado de ánimo, la memoria y la concentración. Una dieta rica en nutrientes como los ácidos grasos omega-3, antioxidantes y fibra favorece el rendimiento cognitivo. Incluir alimentos como pescado azul, nueces, frutas y verduras frescas, y evitar el exceso de azúcar y procesados, puede ayudar a combatir la lentitud mental y favorecer una mayor claridad y agilidad mental.
  • Practicar el neurofitness. Al igual que el cuerpo necesita entrenamiento físico, el cerebro requiere ejercicios específicos que desafíen su capacidad cognitiva. Actividades como resolver rompecabezas, sudokus, jugar al ajedrez o participar en juegos de mesa son ideales para activar áreas del cerebro relacionadas con la resolución de problemas, la toma de decisiones y la memoria a corto plazo. Estos ejercicios ayudan a mantener la agilidad mental y a prevenir el deterioro cognitivo.
5 estrategias para reactivar la mente ante la dependencia de tecnologías