lunes. 25.11.2024

Los episodios de trombosis detectados en personas a las que se les fue administradas diferentes vacunas contra el coronavirus han despertado las dudas sobre la fiabilidad del medicamento. Tras una sucesión de paralizaciones, suspensiones temporales e investigaciones exhaustas, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), concluyó que los casos de trombos son efectos secundarios "muy raros" y que los beneficios de las vacunas son altamente superiores a los riesgos. 

Ahora, el científico alemán Andreas Greinacher, pionero en el estudio de trombos relacionados con la vacuna de AstraZeneca, aseguraba en el programa de Iker Jiménez, 'Cuarto Milenio', lo siguiente: "Hemos demostrado que la vacuna tiene proteínas que se originan en el proceso de fabricación y no son del virus simplificado. Encontramos que aproximadamente la mitad de esas proteínas de la vacuna se derivan de una célula humana que se utiliza para multiplicar el adenovirus. (…) Hemos observado que uno de los componentes de la vacuna, el EDTA, está presente en concentraciones relativamente altas". 

En otras palabras, este investigador y su equipo, tienen razones suficientes para pensar que el anticoagulante EDTA (ácido etilendiaminatetraacético), una sustancia química que se adhiere a los iones metálicos como el calcio, magnesio, plomo y hierro utilizada en medicina para prevenir los coágulos de sangre y para extraer el calcio y el plomo del cuerpo, es la causante de las trombosis en las personas que han recibido vacunas contra la Covid-19. 

El propio Greinacher ha publicado una investigación en la que se determina que algo en la vacuna interactúa con una proteína de las plaquetas llamada factor plaquetario 4 (PF4), lo que deriva en una reacción autoinmune. 

El primer hallazgo del nuevo estudio es el siguiente: el suero de Oxford/AstraZeneca, que contiene EDTA, tiene proteínas no virales que se originan durante el proceso de fabricación. "No son solo del adenovirus, la mitad son derivadas de las células humanas que se usan para que se multipliquen", anunciaba Greinacher conversando por teléfono con el Servicio de Información y Noticias Científicas, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Además, comprobaron que uno de los componentes de la vacuna, el EDTA (ácido etilendiaminotetraacético), presente en cantidades "relativamente altas", provocaba fugas capilares en ratones. Esto explicaría que una inyección intramuscular provocara una respuesta inmunitaria general con formación de anticuerpos.

"Encontramos en todos los individuos afectados anticuerpos contra las proteínas presentes en la vacuna que, cuando entran en el sistema vascular, forman complejos inmunitarios que provocan inflamación", aseguró Greinacher. Esto hace que se activen las plaquetas y se inicie la reacción autoinmune.

"Las conclusiones son muy claras: se forman complejos, el EDTA aumenta la permeabilidad vascular y los componentes del virus causan una reacción inflamatoria", resume a SINC el jefe de Servicio de Hematología del Hospital Universitario Morales Meseguer de Murcia, Vicente Vicente, que no ha participado en el estudio.

"Nos centramos en entender qué componentes de la vacuna pueden ser responsables para prevenirlo en el futuro e informar de aproximaciones terapéuticas y recomendaciones", comentó Greinacher durante la reunión, consciente de que todavía quedan muchas incógnitas por despejar.

 

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