Una nueva investigación de la Universidad de Toronto Scarborough (Canadá) ha encontrado una explicación de lo por qué se produce la llamada 'paradoja de la felicidad', según la cual intentar ser más felices en realidad nos hace menos felices.
Los estudios han documentado la paradoja durante más de una década, pero pocos han investigado sus causas. El nuevo trabajo, publicado en la revista 'Applied Psychology: Health and Well-Being', ha comprobado que intentar ser más felices es mentalmente agotador y merma nuestra capacidad de autocontrol y fuerza de voluntad. Como resultado, somos más susceptibles a la tentación y a tomar el tipo de decisiones autodestructivas que nos hacen menos felices.
"La búsqueda de la felicidad es un poco como el efecto bola de nieve. Decides intentar sentirte más feliz, pero luego ese esfuerzo merma tu capacidad de hacer el tipo de cosas que te hacen más feliz", explica Sam Maglio, coautor del estudio y profesor de marketing del Departamento de Gestión de la Universidad de Toronto Scarborough y la Rotman School of Management.
Compara las consecuencias de intentar constantemente ser más feliz con llegar a casa después de un largo día de trabajo: cuanto más agotados estemos mentalmente, más tentados estaremos de saltarnos la limpieza de la casa y, en su lugar, navegar por las redes sociales, por ejemplo. Maglio y el coautor del estudio Aekyoung Kim, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Sídney (Australia), ya abordaron la paradoja en un estudio de 2018 que encontró que las personas que intentan ser más felices tienden a sentir que tienen poco tiempo, cuyo estrés los hace más infelices.
"La historia aquí es que la búsqueda de la felicidad cuesta recursos mentales. En lugar de dejarse llevar por la corriente, uno intenta sentirse de otra manera", afirma Maglio.
Regular manualmente nuestros pensamientos, emociones y comportamientos es especialmente agotador, señalan los investigadores, y en la multimillonaria industria de la autoayuda se ejerce mucha presión y responsabilidad sobre uno mismo. La felicidad es especialmente agotadora cuando la gente la considera del mismo modo que el dinero, como si fuera algo inherente que podemos y debemos reunir y acaparar todo lo que podamos.
Los investigadores encuestaron a cientos de personas y descubrieron que cuanto más se esforzaban habitualmente por ser más felices, menos utilizaban el autocontrol en su vida cotidiana.
Maglio y Kim pensaron que esto se debía a que la búsqueda de la felicidad y el autocontrol debían competir por la misma fuente finita de energía mental. Así que, para concluir la siguiente ronda de encuestas, pidieron a los participantes que clasificaran listas de objetos, ya que elegir -y completar cualquier tarea mundana- requiere recursos mentales y autorregulación.Como se sospechaba, cuanta más gente decía buscar la felicidad, menos tiempo dedicaba a la tarea.
En un experimento se utilizaron anuncios con la palabra 'felicidad' para desencadenar un fenómeno por el cual la gente intenta ser más feliz con sólo ver la palabra. A continuación, se dio a los participantes un gran cuenco de bombones, se les dijo que podían comer tantos como quisieran y se les pidió que clasificaran su sabor. Los investigadores pensaron que cuanto más autocontrol tuvieran los participantes, menos chocolatinas comerían, y descubrieron que los que habían visto el anuncio de la 'felicidad' comían más que los demás.
Para el estudio final, se presentaron a los participantes pares de artículos cotidianos; a un grupo se le pidió que eligiera la opción que mejoraría su felicidad, mientras que al otro se le dijo que eligiera en función de sus preferencias personales. A continuación, ambos grupos tuvieron que realizar una tarea mental que medía su capacidad de autocontrol. El grupo de la felicidad abandonó antes, lo que indica que le quedaban menos recursos mentales después de buscar la felicidad.
"La búsqueda de la felicidad no es intrínsecamente inútil", aclara Maglio, quien recomienda pensar en la felicidad más bien como en la arena de la playa. "Puedes aferrarte a un puñado de arena e intentar controlarlo, pero cuanto más lo agarres, más se te acalambrará la mano. Al final, tendrás que soltarla".
"Relájate. No intentes ser superfeliz todo el tiempo --recomienda--. En lugar de intentar conseguir más cosas que quieres, fíjate en lo que ya tienes y acéptalo como algo que te da felicidad".