El profesor Gerard Sutton es cofundador de Bienco, que, según afirma, posee ahora un producto -tanto físico como intelectual- que pronto podrá producir en masa córneas naturales para trasplantarlas a ciegos.
El trasplante de córnea es la forma más común de recuperar la vista perdida, pero es un procedimiento muy técnico que depende de donantes. La córnea es un fino "parabrisas" transparente del globo ocular. Los daños o enfermedades de la córnea son una de las principales causas de ceguera no hereditaria en todo el mundo.
En la entrevista, a Sutton se le encoge la voz al recordar un viaje que hizo a Myanmar en 2004 con la esperanza de ayudar a paliar la situación de ceguera provocada por la anterior guerra civil formando a cirujanos para realizar trasplantes de córnea. Llevaba cuatro córneas donadas por el NSW Eye Bank.
A su llegada a la clínica que le iba a acoger, 1.000 personas le esperaban, gracias a un pequeño artículo en un periódico local. De entre mil ciegos y ciegas, tuvo que seleccionar a cuatro que serían los más adecuados para el trasplante: eligió a jóvenes.
Fue una experiencia transformadora, y cuando la combinó con un viaje de seguimiento a Camboya, donde se produjo una situación similar, el profesor Sutton se dio cuenta de que necesitaba hacer algo más: algo "fuera del campo izquierdo" que le permitiera enviar a esas partes del mundo tantas córneas como fueran necesarias.
"Hoy en día, sólo hay una córnea de donante disponible en todo el mundo para tratar a cada 70 personas que necesitan un trasplante de córnea", afirma el profesor Damien Harkin, que forma parte del personal de Bienco con sede en la Universidad Tecnológica de Queensland. "Mediante cultivo en laboratorio estimamos que una sola córnea de donante podría proporcionar tratamiento a 30 personas".
Una de las córneas fabricadas por Bienco - crédito Stefanie Zingsheim, Universidad de Sídney
Las córneas artificiales de Bienco se basan en el colágeno, las proteínas que forman el pelo, la piel, las uñas y el tejido conjuntivo. Esto tiende a crear un tejido opaco, como nuestra piel, por lo que el primer reto fue conseguir que el colágeno fuera transparente.
Una vez hecho esto, Sutton y los demás miembros de Bienco, como Harkin, tuvieron que averiguar cómo aplicar las numerosas capas de colágeno para crear una estructura de córnea que pudiera trasplantarse.
En 2021, Sutton consiguió convencer al Fondo para el Futuro de la Investigación Médica, creado por el tesorero de Australia, para que respaldara a Bienco con 35 millones de dólares australianos.
Armado con esta inyección de dinero sin precedentes, Sutton cree que están "a tres o cuatro años" de alcanzar sus objetivos y convertir a Australia en el centro de la bioingeniería en la Tierra.