“Mi teléfono empezó a recibir llamadas de personas de todo el mundo” explica Eliot, “Lo que se movía dentro de mí se lo he contagiado desde la pantalla de la televisión” añade.
El patio de Middleton es un cementerio de coches usados, Eliot les da una nueva vida para ayudar a personas necesitadas de Carolina del Sur.
“No hay transporte público” dice el mecánico “ni siquiera hay Ubers o taxis, nada.” Se lamenta.
La mayoría de las personas que necesitan de estos coches son madres solteras, personas que buscan empleo o gente mayor con citas médicas. Las navidades pasadas, le regaló un 2004 Suzuki a Jessica Litchfield, una madre soltera – que describe su trabajo como “un salvavidas.”
“Algunas personas no me creen” dice Middleton. “Se quedan como, ‘no, ese no es mi coche.’”
Su hermana le está ayudando a organizar la gran cantidad de donaciones que está recibiendo, lo que incluye 100.000 dólares en metálico de aquellos que no tienen un coche para dar.
Cuando le preguntas a Middleton si alguna vez se habría imaginado tal participación contesta “jamás en mi vida.”