Ceuta está pasando ahora por una complicada situación. Tras la llegada de miles de inmigrantes en la semana pasada, donde se encontraban cientos de menores, que no podían ser devuelto con sus familias debido a que disponen de otros cumplimientos. Muchos compañeros han ido llegando a lo largo de los años cruzando la valla, en pateras, etc., en busca de una vida mejor donde poder trabajar y llevar algo de dinero a su familia.
En esta ocasión, llegamos hasta Jerez donde se encuentra el club de fútbol Alma de África que está formado por inmigrantes. El objetivo de este club va más allá de lo deportivo, se trata de un club que se utiliza como herramienta de integración, es decir, como una vía de escape y de salidas para personas que han llegado a España en las pateras o han cruzado la valla.
Es un club un tanto peculiar en cuanto a la salida y entradas de jugadores. Muchos de ellos son indigentes y viven en la calle, otros se buscan la vida como puede y trabajan casi las 24 horas del día. Esto repercute en que en ciertas ocasiones el jugador se marcha sin decir un adiós, ni donde se va, nada. En otras, al vivir en la calle y llevar días sin comer no asisten a los enteramientos y desaparecen. Por ello, Cádiz es el cobijo de miles de inmigrantes africanos. "Somos su puerta de entrada a Europa", dice Alejandro Benítez, presidente del Alma de África UD.
Este equipo fue creado en 2015 y es el primer equipo federado del mundo formado por inmigrantes de la calle, siendo un proyecto para la integración. ¿Y puede estar federado si sus jugadores no tienen papeles? La respuesta es sí, tan solo con el pasaporte ya puede federar a los jugadores, no es necesario tener los papeles en reglas. Y además no existen límites de jugadores extranjeros. Por lo tanto tenían vía libre.
Alma de África UD comenzó en Cuarta Regional Andaluza, la categoría más baja, y en su primer año ascendió. Son jugadores que no todos tienen el mismo nivel, tampoco sabían jugar en equipo eran muy individualista, pero de ello se encargó el míster Pepe Correa, que con trabajo y esfuerzo lograron subir a tercera.
El equipo se abastece de ayudas ya que no disponen de economía. El club cuando empezó, tanto Alejandro como Quini, dos integrantes en los inicios del Club, tuvo que poner los 2.500 euros, y apostaron por el proyecto arriesgando y asumiendo que podía fallar. Ahora sobreviven de donaciones y acuerdos que han alcanzado con diversas instituciones, con ese dinero se cubren las necesidades como por ejemplo de las botas. Kelme, por ejemplo, les da las equipaciones y el Villarreal les ha mandado material: petos para entrenar y calentar antes de los partidos, balones, bolsas de viaje...
Todo un equipo humilde que toman al fútbol como herramienta para asentar a estos jóvenes que llegan desfavorecido y desubicados, dejando atrás a su familia por la que luchar y labrar su propio futuro.