El número de contagios asciende cada día en nuestro país. Hasta hace unas semanas nos encontrábamos con una incidencia acumulada por debajo de los 100 casos por mil habitantes. Sin embargo, con el periodo estival, asciende a 204. Entre los jóvenes la situación empeora, en tan solo este fin de semana se han contagiado 640 personas entre 20 y 29 años. La COVID-19 está atacando más a esta franja debido al ocio y a que están sin vacunar.
La historia de Andrea Blanco, de 21 años, nos muestra una vez más que el virus no entiende de edades. Todo comenzó con unas molestias y ante la sospecha de que podía estar contagiada, decidió aislarse antes de la prueba. Explica que los síntomas eran leves los primeros días, fiebre, dolores de cabeza y garganta o cansancio, pero al cuarto día todo se tornó más grave. “Empezó la sensación de falta de aire hasta un punto que era demasiado grave y fui al médico y me dijo que tenía una neumonía y que me tenían que ingresar", explica la joven ourensana.
Andrea desconoce cómo se ha podido contagiar, aunque explica que “la verdad es que supongo que yendo a tomar algo en cualquier sitio o incluso en el supermercado. En cualquier sitio por la calle". No obstante, ha admitido el miedo que pasó con el diagnóstico ya que nunca había estado ingresada y, mucho menos, aislada de esa manera. "Hay momentos que te entra el bajón y estás mal porque te gustaría estar con tu familia o ver a alguien, tener contacto humano porque al final lo necesitamos. Estoy haciendo ejercicios de respiración. Tengo que ponerme pronto bien para irme a casa", explica Andrea. La familia de la joven ya sabe cómo lidiar con el virus porque su padre estuvo ingresado en la UCI por neumonía bilateral durante la primera ola.
La joven que ya se encuentra en su casa tras recibir el alta el lunes, manda un mensaje a todos los jóvenes. "Yo no puedo ser hipócrita y decirle a la gente que es de mi edad: no, no salgáis, no estéis con vuestros amigos. No te pienses que a ti por ser joven no te va a pasar estar en un hospital. Yo nunca pensé que tendría que estar aquí y aquí estoy con una neumonía. Hay que pasárselo bien y no vamos a dejar de vivir, pero hay que tener cuidado porque esto no es ninguna broma. Al final te puede pasar lo que me está pasando a mí o peor, o estar en una UCI ingresado", reflexiona Andrea.