Madre mía, que frío hace. En serio, es horrible este viento con este frío. Y más para alguien como yo, que como tiene los dedos finos los tiene siempre congelados. No hay abrigos ni guantes que me permitan tener tranquilidad cuando salgo a la calle chicos, es verdad.
En fin, después de esta introducción que nada tiene que ver con el tema de hoy, vamos al lío. Hoy he decidido escribir sobre un término maravilloso, que está más veces en la boca de la gente que la palabra "resiliencia" en el Congreso de los Diputados: la masculinidad.
Personalmente, me encanta este término. Y más cuando le sigue la palabra "frágil". Es mortal ver a muchos hombres aferrándose a unas normas estúpidas que realmente nunca han existido, ofendiéndose a la mínima que ven como su "gen de macho" es puesto en entredicho. Tengo la sensación de que en su cabeza se ven obligados a poner cara de tipo duro, hablar de las mujeres con un deje de desprecio y vestir como si fueran un Peaky Blinder para poder ser hombres. Todo lo que se sale de esa línea no es ser un hombre para estos machotes, incluso peor, alguna persona te podría decir que eres homosexual o una nenaza. Y, como todos sabemos, eso acabaría con su reputación. Pobrecillos.
Dejando de lado las bromas yo lanzo la pregunta: "¿Qué es la masculinidad?" La lanzo porque, al menos en mi caso, nunca la he oído en el entorno familiar, y me cuesta entender qué es exactamente. Según la RAE la masculinidad es, simplemente, "cualidad de masculino". Vamos, como no decir nada. Es decir pensémoslo por un momento, ¿Qué es masculino aparte de los pechos y los genitales? ¿La ropa? ¿Los gustos? ¿Los colores? Como mucho muchísimo lo único masculino que queda es el machismo, y la verdad que eso si no existiera pues casi que mejor, no nos vamos a engañar.
La historia con la masculinidad es que, dentro de la mente de los hombres (nuestra mente), hay una especie de "normas" que tienes que seguir para ser masculino: normas de conducta, de vestimenta, de gustos, etc... No están escritas y no te las recitan cuando eres pequeño, pero sabes que están ahí. Te tiene que gustar el fútbol, tienes que vestir con ropa de colores neutros, tienes que disfrutar cuando escuchas géneros como el Hip-Hop y tienes que hablar del físico de cualquier chica en la mayoría conversaciones entre tíos. No es que no te puedan gustar otras cosas, es que es mejor que te gusten en tu intimidad porque si no parece que pierdes el estatus de hombre.
Yo no os voy a engañar chicos: Me gusta el fútbol, me gusta el Hip-Hop, me gustan los colores neutros y hablo del físico de las chicas, como cualquier hijo de vecino. Pero la cosa es, que no siempre. No todos los días me gusta ver fútbol, ni todos los días me apetece salir a la calle vestido de negro. No me gusta que mis conversaciones siempre giren en torno al físico de una mujer, o al resultado del Madrid la semana pasada. Y, por supuesto, no estoy todos los días escuchando los temas del Porta. Pero, si bien ahora yo salgo a la calle con una chaqueta que tiene como 7 colores, antes no era capaz. Y no porque no me gustara, sino porque algo dentro me decía "tus amigos te van a mirar raro si sales con esto", y claro, cuando eres un adolescente la forma en que alguien te mira puede ser lo peor del mundo.
Ahora mismo, para mí, es una liberación no estar sujeto a esas "normas". He tenido conversaciones súper enriquecedoras con amigas sobre temas como el maquillaje o la menstruación, donde he aprendido algunas cosas que, literalmente, me han volado la mente. Y al mismo tiempo, sigo hablando con mis amigos del Real Madrid y del fichaje de Mbappé, porque ambas cosas me llaman la atención. Sin ir más lejos el fin de semana pasado entré en un bar con la chaqueta que os he mencionado antes (la de los 7 colores) y, fijándome, me di cuenta de que TODOS los demás tíos del lugar iban con abrigos negros o azules. O sea, es que no me creo que todos y cada uno de ellos odien el ponerte una chaqueta de colorines un día. Es más, lo sé, porque alguna vez algún amigo o incluso algún desconocido me ha preguntado dónde compré la chaqueta. Y yo se lo digo. Pero macho, todavía no he visto a nadie con ella. Así que, o me están vacilando (que me da igual) o están encasillados en la "masculinidad" (algo que me da pena)
Pero bueno, de momento, vamos a dejar de hablar de mí. Me estoy poniendo de ejemplo sobre este tema porque no conozco a nadie mejor que a mí mismo, pero si sigo voy a pasar de ser un articulista a uno de estos narcisistas que cuando hablan solo sueltan una ensalada de palabras sobre sí mismos que a nadie le interesa. Ahora quiero centrarme en esta moda que se está extendiendo desde hace un año y medio o dos años entre los hombres de vestirse con cosas que originalmente eran "femeninas". Me refiero no solo a pintarte las uñas, también a ponerte los collares de perlas de tu abuela, a salir a la calle con falda o a presentarte en una cena familiar con un vestido encima de un jersey y unos vaqueros.
Me gustaría centrarme en eso porque pienso que, tal y como sucede con muchos conceptos y discursos, se está destruyendo tan rápida y violentamente el concepto de la "masculinidad" tal y como se concebía que ahora son muchísimos hombres se están sumando a esa moda. Y no me parece mal, de hecho está genial que se elimine el concepto de género en la ropa porque no tiene sentido, pero hay una cosa que me chirría mucho: Muchos de los hombres que se están sumando a esta moda siguen teniendo la misma idea de "masculinidad" dentro de su mente. En otras palabras, como ahora está guay ser tío y ponerte collares de perlas puedes ser un machista redomado, que te lo pones. Eso no me gusta, no me gusta nada. Y no porque sean machistas, que también, sino porque desvirtúa el mensaje que buscaba dar la gente que empezó a vestirse así: "Soy un hombre, pero no me gusta todo lo que el mundo concibe como ser un hombre". Estos "nuevos hombres" piensan piensan que son transgresores sin serlo, además de que muchos lo hacen por la cosa más masculina, añeja y pesada que hacen los tíos: intentar acostarse con más tías.
A pesar de que me encantaría dar nombres sobre algunos de estos "hombres modernos" españoles, no voy a hacerlo, porque no quiero meterme en un lío. A pesar de todo, seguro que algunos de vosotros ya tenéis algún nombre en la cabeza, que seguramente tenga yo también. Lo único que voy a decir sobre esto es que Chris Brown era en su momento un hombre absolutamente transgresor e innovador, pero que pegaba auténtica palizas a Rihanna. Transgresores, verdaderamente transgresores, son figuras como Freddie Mercury, La Veneno o Bibiana Fernández, no un chico que se pone un collar de perlas y hace cancioncitas de amor para ver si moja el churro.
A lo que voy es que vestirte con cosas de mujer no te hace transgresor, ni feminista, ni más o menos hombre. Que te guste el fútbol tampoco te hace "menos mujer" o "más hombre". Porque esos conceptos de "masculinidad" y "feminidad" son meras construcciones sociales cuyos cimientos son cosas tan estúpidas como los roles de género o las concepciones de la sociedad. Cada uno debería vestirse como quisiera, hacer lo que le diera la gana y amar lo que y a quién le apeteciera sin limitaciones, porque conceptos como esos no son más que ruido y trabas en la sociedad, amén de escapatorias para algunos que juegan a ser lo que no son.