El 27 de enero de 1945, hace ya 80 años, el Ejército Rojo llegó al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, presenciando el horror indescriptible que allí se vivió. Entre las alambradas, hallaron cientos de cadáveres, prisioneros famélicos y niños aterrorizados. Más de un millón de personas habían sido asesinadas en las cámaras de gas del campo de exterminio más letal del régimen nazi, y solo unos pocos lograron sobrevivir a este infierno. Entre ellos estaba Félicienne Bierge, nacida como Feliciana Pintos, la única española documentada que salió viva de Auschwitz.
De Ávila a la Resistencia francesa
Feliciana Pintos nació el 9 de junio de 1914 en El Barraco (Ávila), en el seno de una familia humilde. Durante los años 20, emigró junto a sus padres y siete hermanos a Burdeos, Francia, en busca de mejores oportunidades. Allí, comenzó a trabajar a los 13 años en una fábrica y entró en contacto con los movimientos obreros. En 1936 se casó con Raymond Bierge, sindicalista y obrero de astilleros, adoptando el apellido de su esposo, como era costumbre en Francia.
Durante la Guerra Civil española, el matrimonio participó activamente en acciones solidarias para apoyar a la República. Más tarde, con la ocupación alemana de Francia en la Segunda Guerra Mundial, se unieron a la Resistencia comunista, colaborando con los Francotiradores y Partisanos Franceses (FTP). Félicienne desempeñaba labores como enlace, transportando armas, difundiendo propaganda antifascista y utilizando imprentas clandestinas en su hogar.
La detención y el horror de Auschwitz
El 30 de julio de 1942, su vida dio un giro trágico. Félicienne fue detenida en su domicilio, donde las autoridades nazis encontraron propaganda antifascista. Su esposo fue arrestado en la fábrica donde trabajaba y posteriormente ejecutado en septiembre de ese mismo año. Félicienne fue trasladada a diferentes cárceles antes de ser deportada a Auschwitz el 24 de enero de 1943, junto a otras 230 mujeres, en un tren de ganado.
En Auschwitz, Félicienne vivió 16 meses de hambre, frío y enfermedad. Contrajo tifus y estuvo al borde de la muerte, pero logró sobrevivir. Cantó La Marsellesa junto a sus compañeras al cruzar las alambradas, reflejando una moral que poco a poco se vio debilitada por las condiciones inhumanas del campo.
De Auschwitz a Ravensbrück y Mauthausen
El 2 de agosto de 1944, Félicienne fue trasladada a Ravensbrück, un campo exclusivamente para mujeres al norte de Berlín, y más tarde a Mauthausen, en Austria, conocido por ser el destino final de muchos republicanos españoles. Su liberación definitiva llegó el 22 de abril de 1945, solo días antes del suicidio de Adolf Hitler, cuando fue rescatada por la Cruz Roja Internacional y trasladada a Suiza.
Un regreso lleno de solidaridad
Tras la guerra, Félicienne regresó a Burdeos y reconstruyó su vida. Aprendió el oficio de peluquera en un centro de rehabilitación y tuvo una hija en 1950 con su segundo esposo, un conductor de camión cisterna. Aunque las heridas del pasado nunca se borraron, dedicó tiempo a contactar a las familias de sus compañeras fallecidas en los campos nazis, proporcionándoles información e incluso devolviendo objetos personales que había conservado a pesar de los riesgos.
Reconocimientos y memoria
En 1987, el gobierno francés le otorgó la Medalla Militar, un reconocimiento que simbolizaba su lucha y resistencia. Sin embargo, su historia quedó en gran medida olvidada en España, donde no se ha brindado el mismo nivel de homenaje institucional que en Francia. Félicienne falleció el 11 de enero de 1996, a los 81 años, dejando un legado de valentía y compromiso.
La importancia de preservar la memoria
"La solidaridad entre los presos, especialmente entre las mujeres, fue un elemento crucial para la supervivencia en los campos nazis", explica Juan Manuel Calvo, presidente de la asociación Amical de Mauthausen. Esa red de apoyo, nacida de ideales políticos y humanos, permitió a Félicienne y a otras resistir lo inimaginable. Hoy, su vida y su lucha nos recuerdan la importancia de preservar la memoria histórica y de honrar a quienes, como ella, enfrentaron el horror nazi con valentía.