El mes de marzo siempre es especial en la ciudad de Valencia. Con las fallas a las puertas el Valencia C.F podía colarse en la final de la Copa del Rey para así conseguir su 9º trofeo copero. Por el otro lado, un Athletic que llevaba el camino más difícil y a la vez más épico para llegar hasta las semifinales, habiendo dejado en el camino tanto a Real Madrid como Barcelona, siendo un partido donde ambos tienen cuentas pendientes.
En la ida, el duelo fue muy candente y las quejas no fueron pocas respecto a la manera de jugar y plantear el partido de Bordalás, con pérdidas de tiempo y poco juego efectivo en los 90 minutos. El ambiente estaba caldeado, lo que daba más morbo y emoción si cabía a una semifinal de Copa de Rey que era todo o nada debido al empate de la ida. Mestalla una olla a presión a pesar de las limitaciones sanitarias de aforo, apoyó en todo momento a su equipo, dejando de lado l gestión presidencial y el odio hacia el dueño del club, en una noche que era una unión pura entre equipo y afición.
El partido comenzó con miedo y respeto, sobre todo de la defensa ché que con un resultado tan abierto, cualquier erro penalizaría e doble. Para mas INRI, Gayá, uno de los pilares fundamentales para los valencianistas, el capitán, se lesionó en la primera parte. El lateral supone un añadido tanto en ataque como en defensa, por lo que el Athletic se vio dominante en gran arte de las acciones de la primera parte, sin un gran peligro y con el respeto de que el equipo pudiese salir a la contra.
Pero el Valencia contaba con otra gran estrella, una bastante irregular y que desde su llegada a Valencia muestra solo destellos de su calidad, pero cuando los saca a relucir el público y su equipo solo puede dar las gracias. En el minuto 43 de encuentro, antes de la vuelta a vestuarios de los equipos, el Valencia lanzó una falta al área, que la defensa de los leones despejó pobremente a la frontal del área. Allí estaba Guedes, el mago portugués, más allá de la medialuna del área, se encaró para su pierna derecha el balón y con un derechazo espectacular, hizo saltar los fuegos artificiales en Mestalla.
El disparo potentísimo entraba por la escuadra lejos de la intervención de Unai Simón que a pesar de estar bien colocado, no pudo hacer mucho más. Mestalla casi se viene abajo antes del descanso, pero aún quedaba lo más difícil, aguantar el marcador otros 45 minutos más. A pesar de lo esperado, al Athletic le faltó chispa en la segunda mitad, el gol les pesó demasiado.
Las ocasiones de los leones brillaban por su ausencia ante un sólido y defensivo Valencia que aprovechó la única que tuvo. El juego propio de los equipos de Bordalás empezó a salir a relucir, desquiciando a los leones con continuas faltas, interrupciones del juego y pérdidas de tiempo, que llevaron a Del Cerro Grande añadir más minutos antes del pitido final, pero que no aportaban nada al encuentro ya que el Athletic no supo meterle mano al Valencia de ninguna manera, ni con Iñaki Williams ni su hermano Nico.
El Valencia conseguía de esta manera el pase a la final de esta edición de la Copa del Rey, pudiendo ganar su 9º trofeo copero a la espera de un rival que saldrá del partido esta noche entre Real Betis y Rayo Vallecano. El Athletic por su parte ve como su épico recorrido copero llega a su fin sin poder redimirse de perder dos finales de Copa el años pasado.