El desfile Otoño-invierno 2022 de Paco Rabanne presentado en Paris nos ha dejado con la boca abierta, algo que suele hacer esta marca cada vez que presenta algunos de sus estilismos y es que el magnifico desfile de Alaïa no ha dudado es sacar a la palestra cinco claves esenciales que deben ser religión dentro del mundo de la moda este 2022.
El espacio del desfile simulaba un útero. "Un útero con vistas", comentaron los espectadores desde varias estancias del desfile, un espacio subterráneo, cálidamente iluminado y de color carne, que montó Paco Rabanne en el Palais de Tokyo. "Quería que fuera envolvente y reconfortante al mismo tiempo", explicó Julien Dossena, después del desfile. "Quería un efecto menos histérico que el que suele haber en algunos desfiles. Una sensación de intimidad. Un útero". En tiempos de distanciamiento como los que corren, afirmar tal cosa –y mucho más actuar en consecuencia es casi una provocación, pero tengan por seguro que los asientos estaban convenientemente separados y las mascarillas "súper modernas" eran obligatorias a la entrada.
Estricto apelo a lo sensorial. La experiencia íntima de Dossena resultó exótica para la vida y los tiempos que corren en 2022. Los diseñadores llevan dedicando colecciones al anhelo de tacto humano la llamada "hambre de piel" desde que estalló la Covid, pero esta colección fue un paso más allá. "Quería hacer algo conceptual en un sentido sensorial y no intelectual", dijo el diseñador, que despojó literalmente su moodboard de cualquier referencia que no hablase de textura o volumen.
Majestuoso diálogo entre las superficies y las formas. "Va de volúmenes y de materiales y de contrastes entre materiales, de texturas que se transforman unas en otras y de cómo explorar todo eso", dijo Dossena. Puso la teoría en práctica a base de vestidos que se movían libremente entre géneros y siluetas, creando una especie de híbridos matéricos. Las brutales faldas de lentejuelas irrumpían desde los tops de punto con bralettes de placas metálicas. Los vestidos florales de mangas acampanadas se entremezclaban con paneles de satén. Un jersey de punto con paneles tridimensionales de ganchillo se metía por dentro de una falda brillante y drapeada. Fue un mundo de contrastes que dialogaban entre sí, chocando algunas veces, encontrando otras cierta armonía. Pero, en cualquier caso, era imposible dejar de mirar.
Vuelta a los ochenta. Por supuesto, es imposible crear un look inspirado únicamente en los tejidos y los volúmenes, ya que ambos elementos son planos hasta adoptar una forma que, inevitablemente, beba de una inspiración. "Los volúmenes abstractos vinieron del registro de la alta costura", dijo Dossena, refiriéndose al lenguaje de formas escultóricas asociado a la alta costura clásica. "Pero todo súper corto, un poco extremo, con cinturas muy ceñidas, y mezclándolo con prendas de punto para hacerlo más, digamos, contemporáneo". Sobre el papel, su manera de proceder sonó bastante ochentera, y muchos de los looks bien parecían versiones hipersofisticados de la vivaz silueta de la década.
Escapismo hacia lo material. Envueltos en una atmósfera uterina, el espacio donde situó Dossena situó sus ensayos sensoriales activaba aún más su narrativa (una voz terapéutica te indicaba de fondo que pusieras tu atención "en la pequeña zona que queda entre las fosas nasales" para poder "experimentar mejor las sensaciones"). Pero si sacamos estas prendas de su puesta en escena y las dejamos caer en el mundo real, su impacto sensorial será sin duda igual de hipnótico. La colección de Paco Rabanne nos recordó con astucia lo mucho que podemos hacer con los elementos del mundo material en una época en que la mente humana se empeña en escapar hacia lo inmaterial.