España es el país donde el dolor es menos visto como un tabú y donde existen menos prejuicios para abordarlo de manera abierta, según los resultados del 'V Barómetro del Dolor', de la compañía Haleon, que se han presentado en el marco del 23 Congreso Nacional Farmacéutico que se celebra estos días en el Palacio de Congresos de Valencia.
El barómetro desvela que el 30 por ciento de los encuestados españoles considera que actualmente el dolor sigue viéndose como una cuestión de la que es mejor no hablar. Frente al 39 por ciento mundial, España se sitúa en el extremo inferior de una pirámide en la que ciudadanos de países como Alemania (36%), Francia (38%), Estados Unidos (39%) o Reino Unido (40%) ven más problemático compartir que sufren dolor.
En el extremo opuesto a España, Malasia (51%) e India (50%) son los países en los que la mitad de su población no se atreve a hablar de dolor físico y lo ven como un tabú o estigma social.
UN ESTIGMA QUE PROVOCA LA EXCLUSIÓN SOCIAL
El barómetro, realizado a través de una muestra de 18.097 personas de 18 países, refleja que las personas con dolor se sienten excluidas socialmente. En España, la mitad de las personas que padecen algún tipo de dolencia física (48%) se siente estigmatizada a causa de esa condición.
Asimismo, el 61 por ciento de los españoles que sufren dolor se ve a sí mismos menos sociables que las personas en mejores condiciones o al menos considera que sus ganas de compartir momentos con los demás son más reducidas.
Por ello, casi la mitad de los encuestados reconocieron autoaislarse socialmente, encerrarse en sí mismos y no compartir su dolor por ese miedo a ser juzgados, criticados, considerados más débiles y otros estigmas sociales. En 2023, un 92 por ciento de los españoles mayores de edad afirma haber sufrido algún tipo de dolencia física.
EL DOLOR NO ES IGUAL PARA TODOS
El 'Barómetro del Dolor' también revela que las personas que ya sufren prejuicios, discriminación y exclusión en la sociedad son, de facto, las más afectadas por la percepción externa del dolor ajeno.
En España el 47 por ciento de las mujeres, el 61 por ciento de las personas de raza negra y el 57 por ciento de las personas pertenecientes al colectivo LGTBIQ+ afirmaron sentir que su dolor había sido tratado de forma diferente, no se les había creído o se les había discriminado, frente al 41 por ciento de los hombres, al 43 por ciento de las personas blancas y al 43 por ciento de los heterosexuales.
DIFERENCIAS ENTRE GENERACIONES
El estudio también revela una marcada división generacional en la forma en que las personas comparten que sufren dolor, lo que sugiere que los pacientes más jóvenes son los que más dificultades tienen para dar a conocer su situación y acceder al tratamiento.
Así, el 69 por ciento de la 'Generación Z' (nacidos desde mediados o finales de la década de los 90 hasta mediados de la década de los 2000) afirma sentir que su dolor ha sido tratado de forma diferente, no se le ha creído o se ha sentido discriminado por su edad, frente al 29 por ciento de los 'Baby Boomers' (la generación de españoles nacidos en los años 60 y mitad de los 70).
La mitad de la 'Generación Z' (47%) asegura que sentir dolor es demasiado tabú como para hablar de ello, veinte puntos porcentuales más que la opinión expresada por la generación 'Baby Boomer'. "Existe así una brecha generacional que nos está indicando que las próximas generaciones no están encontrando la manera de compartir algo tan necesario como su dolor físico", apuntan los autores.
PAPEL DEL FARMACÉUTICO
Pese a que España se sitúa en la media mundial de personas que aseguran tener dificultades para acceder a un médico y tener una conversación en persona sobre su dolencia (38% en España frente al 39% a nivel mundial), solo dos de cada 10 encuestados en España aseguran tener problemas para poder acceder a una atención directa entre el paciente y el profesional sanitario de farmacia (frente al 38% de media mundial).
Esto sitúa a España muy por encima de países como Canadá (con un 42% de pacientes incapaces de tener esta vía de contacto), Alemania (43%) o Reino Unido (53%), donde manifiestan tener una peor asistencia sanitaria en la farmacia.