La autoeficacia es la creencia que una persona tiene sobre su propia capacidad para llevar a cabo tareas de manera exitosa. Se trata de un constructo psicológico estudiado por el psicólogo Albert Bandura desde la década de los 80, que ha demostrado tener una influencia no sólo en procesos cognitivos, sino también a nivel de comportamiento y emociones. Según un estudio publicado recientemente, esta confianza en el logro de objetivos genera cambios en el comportamiento que mejoran el control glucémico de la diabetes tipo I en adolescentes. En esos cambios de comportamiento está la clave.
Se trata de un trabajo multidisciplinar en el que ha participado el área de Pediatría y el área de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Reina Sofia y el Departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba, y que pone de manifiesto cómo las variables psicológicas impactan en el bienestar físico y la calidad de vida de los pacientes.
El estudio, que ha involucrado a más de dos centenares de menores y adolescentes, ha realizado controles glucémicos durante dos años a través de medidores de glucosa que, como explica el investigador Ángel Rebollo, se trata de "unos dispositivos que permiten comprobar de forma continuada si los niveles de glucosa se encuentran dentro de rangos adecuados".
Por otro lado, los pacientes han sido encuestados en cuatro fases diferentes en los que se han analizado distintas variables para medir la autoeficacia, el balance afectivo, el apoyo social percibido, la autoestima o la calidad de vida. Tal y como indica Joaquín Villaécija, uno de los investigadores que ha participado en el estudio, tras correlacionar los marcadores biomédicos con las variables psicológicas, los resultados reflejan un patrón que se repite a lo largo del tiempo: "las personas con mayores puntuaciones de autoeficacia muestran un mejor control glucémico".
Si bien esta relación es más directa en adolescentes, explica la primera autora del estudio, Carmen Tabernero, en la población preadolescente no se ha encontrado esta correlación, un hecho que la investigadora atribuye a que, en la infancia, los cuidados que requiere el manejo de la diabetes recaen en mayor medida en manos de los progenitores. En base a estos resultados, una de las líneas de intervención psicológica del grupo se centra en los progenitores y su autoeficacia para generar mayor adherencia al tratamiento en los menores.
Intervenciones para promover la autoeficacia
El trabajo pone sobre la mesa cómo la autoeficacia puede determinar una conducta, y, sobre todo, cómo esa conducta puede traducirse en una mejora significativa en la salud de las personas. Tal y como subraya la investigadora Bárbara Luque, las enfermedades como la diabetes "requieren un cambio de comportamiento que se traduce en la adherencia a un tratamiento, una dieta equilibrada y la práctica de actividad física". "Si a esto le unes las demandas en la adolescencia de construir una identidad propia y de sentirse integrados en un grupo de iguales", añade la investigadora, "puede generarse una situación de estrés en el automanejo de la enfermedad".
Por ello, el equipo de investigación ya está trabajando en una serie de intervenciones psicoeducativas, con las que pretende abordar una serie de pautas y conductas para mejorar la autoeficacia en poblaciones adolescentes. El objetivo: integrar una mirada psicosocial en la atención al paciente para mejorar su calidad de vida.