Esta vacunación, implementada a nivel nacional en España desde 2015, se administra en el tercer trimestre del embarazo. Los expertos aseguran que la tosferina, producida por la bacteria 'Bordetella pertussis', es "altamente contagiosa y puede ser peligrosa", especialmente para recién nacidos, población en la que puede causar complicaciones severas como apnea o neumonía y, en casos más raros, convulsiones o encefalopatías.
En este sentido, la estrategia de vacunación de las mujeres embarazadas está dirigida a proteger a los neonatos desde sus primeros días de vida. La investigación evaluó el impacto de esta estrategia preventiva mediante el análisis de las tasas y duración de las hospitalizaciones por tosferina entre 2005 y 2019 -se excluyeron del estudio los años de la pandemia de Covid-19, que afectaron tanto a la circulación de la tosferina como a la atención hospitalaria-.
Para controlar los efectos de las fluctuaciones epidémicas y otros posibles factores de confusión durante el período de estudio, el análisis incluyó a población de 3 a 11 meses como grupo control. En este rango de edad, la mayoría de los niños han comenzado su serie de vacunación primaria contra la enfermedad y, por lo tanto, no es esperable que la vacunación de las madres tenga efectos directos en este grupo.
Los resultados señalan que, en los años previos a la vacunación prenatal, los lactantes de 0 a 2 meses experimentaban una tasa de hospitalización cinco veces mayor que los niños de 3 a 11 meses, y estaban hospitalizados un promedio de 2 días más, permaneciendo estas diferencias estables a lo largo de este período.
Tras el pico epidémico de tosferina de 2015, que coincidió con la introducción de la vacunación materna, las tasas de hospitalización disminuyeron en ambos grupos de edad. Sin embargo, mientras que se observó una reducción anual del 26 por ciento en el grupo de 3 a 11 meses -por evolución de la onda epidémica-, la reducción anual en el grupo de 0 a 2 meses fue significativamente más alta (34%), sumando el efecto de la vacuna. Además, la duración de la hospitalización disminuyó dos veces más rápido en los más pequeños, alcanzando al final del período de estudio una duración similar a la de los niños de 3 a 11 meses (4,5 días).
Los autores del trabajo, Andrea Parisi, Olivier Núñez, Noemí López-Perea y Josefa Masa-Calles, todos investigadores del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII, enfatizan la necesidad de continuar con la sensibilización dirigida tanto a profesionales de la salud como a la población, para asegurar una cobertura vacunal alta entre las embarazadas y mejorar estos resultados.
La cobertura nacional alcanzó un 84 por ciento en 2019, mostrando una alta aceptación hacia la prevención de esta enfermedad potencialmente mortal en recién nacidos.