La depilación láser se ha convertido en la fantasía de muchas mujeres: eliminar el vello corporal o facial que odiamos de manera permanente. Sin embargo, cierto es que es el tipo de depilación más caro y por eso muchas siguen con los métodos tradicionales de depilación.
Esta depilación consiste en una emisión de luz que utiliza al pelo como hilo conductor para llegar al folículo de dicho pelo y destruirlo para que no vuelva a salir pelo de él. El proceso no duele, simplemente puede ser algo molesto, sobre todo en zonas sensibles como puede ser la zona de las ingles y también en función del umbral de dolor de cada persona. Esas molestias suelen ser debido al calor que se genera durante la depilación láser o a las sensaciones de pequeños pinchazos, especialmente si el pelo es muy fuerte.
Para la gente que es incapaz de aguantarlo hay una solución: aplicarse una crema anestésica una hora antes de realizarse el tratamiento.
El pelo debería desaparecer aproximadamente tras ocho sesiones, aunque dependerá de cada persona. El vello facial es más complicado de eliminar porque es hormonal y necesita más sesiones. El láser puede hacerse en todo el cuerpo menos en la zona de los ojos. Tampoco es aconsejable realizarlo sobre un tatuaje porque puede hacer que se estropee.
Para poder realizar la depilación láser con total seguridad es aconsejable no haber tomado el sol la semana previa y no tomarlo hasta haber pasado otra semana del tratamiento. Tampoco debemos ir si estamos tomando medicamentos fotosensibles porque pueden quemarnos la piel. Además, está totalmente desaconsejado para embarazadas o durante la lactancia.
Es importante mantener una buena hidratación de la piel si estamos considerando empezar con este proceso de ponerle punto y final a nuestro vello.