Tras un mundial lleno de polémica, disgustos y alegrías, Argentina se proclama campeona del mundo después de 36 años. Lionel Andrés Messi levantó la copa que le faltaba para coronarse como el mejor jugador de la historia, en un partido no apto para cardíacos, donde Argentina dominó, pero Francia tuvo una pegada increíble, con un sobrenatural Mbappé.
El Dominio Albiceleste
El partido comenzó con un dominio inapelable argentino, que no dejaba a Francia salir de su área. Capitaneados por Messi y el Fideo Di María, Argentina tenía las primeras ocasiones, y los primeros disparos sobre la meta de Lloris. El primer tanto llegaría una jugada de niños de primaria, Dembelé derribaba a Di María por detrás en una mala acción defensiva, después de que el extremo se internara en el área, consiguiendo un nuevo penalti para la albiceleste, el quinto en este mundial.
Como los anteriores, Leo Messi lanzó desde los 11 metros batiendo sin problemas a Lloris, y poniendo el primero en el festival de goles que sería la final. Francia no supo recomponerse del primer gol que les sentó como un jarro de agua fría, cometiendo muchas imprecisiones y fallos en la salida de balón. Este nerviosismo le costaría un robo en la presión argentina, que corrió como galgos, con un grandioso primer toque de Messi para Mac Allister, que vió desmarcado a Di Maria, el cual la empujaría para poner el 2-0.
La primera parte era albiceleste, y parecía que la copa también, con una Francia y un Mbappé desaparecidos, sin saber por donde sortear la intensa y agresiva presión de los hombres de Scaloni. Deschamps, movió ficha a finales del primer periodo quitando a Dembelé y a Giroud, para buscar una idea diferente de juego, lo cual no cambió mucho dando por finalizados los 45 primeros minutos.
La Pegada Francesa y Mbappé
El partido parecía completamente encarrilado para Argentina, que, exceptuando alguna contra sin finalizar de Francia, dominaba el balón, las ocasiones y el partido. Pero esto es la final del Mundial de fútbol, y en el fútbol puede pasar cualquier cosa. Mbappé comenzó a conectar con la pelota y consiguió en el minuto 70 el primer disparo francés en todo el partido, por encima de la meta del Dibu Martínez.
Todo cambiaría, una vez más, desde los once metros. En una jugada desesperada, Otamenti cometía un penalti similar sobre Kolo Muani, que se quedaba prácticamente solo frente al Dibu. Mbappé agarró la pelota y no decepcionó, a pesar de la gran estirada del Dibu que llegó a rozar el balón, poniendo el partido interesante con el 2-1.
Instantes después, el miedo de perder en las finales se puso sobre los argentinos que, perdieron un balón en el centro del campo, dejando una contra maravillosa, que Mbappé, al primer toque y de volea, culminaría para conseguir el empate en el marcador y en la final. Tras un poco de sufrimiento por parte de los hombres de Scaloni, el partido finalizaba y daba paso al tiempo añadido de la prórroga.
La Locura de la Prórroga
El partido no podía estar más igualado, con ambos equipos jugando a tumba abierta, para buscar el gol que les diera la tercera estrella a su país. Scaloni movió ficha y sacó al campo a Paredes y Lautaro Martínez, los cuales revitalizaron a una Argentina cansada. En una grandiosa jugada de Lautaro, bajando el balón al primer toque para Messi, que se le la devolvió al espacio. El disparo del delantero del Inter golpeó en Lloris, cayendo el rechace en Messi que, una vez más, anotaba en la final.
El gol llegó con algo de suspense, pues el VAR tuvo que dar validez a la posición de Lautaro, y a que el balón había entrado, a pesar del intento de salvar el tanto bajo palos de Koundé. Argentina intentó que pasaran los minutos hasta el pitido final, pero Francia, y sobre todo Mbappé, no iban a darse por vencidos.
El astro francés consiguió perfilarse para un buen disparo desde la frontal del área que Montiel, el defensor del Sevilla, golpearía con su mano dentro del área. Mbappé se veía de nuevo las caras con el Dibu desde los once metros y volvería a batir al meta argento, esta vez engañándole por completo, y firmando un histórico hat-trick.
Sin embargo, ahí no pararía la locura, pues en el ida y vuelta de ocasiones, el Dibu Martínez se disfrazó de Casillas en el Mundial de 2010, para sacar un pie milagroso en el mano a mano ante Thuram, salvando la derrota en la penúltima jugada del encuentro. Par más inri, Lautaro la tuvo en el otro área en la misma jugada instantes después, tras un gran centro lateral, que no supo cabecear bien, llegando así el pitido final con un 3-3 en el marcador.
La Parada, el Fallo y la Gloria
En la lotería de los penaltis fue Francia quien partía como lanzadora, con Mbappé una vez más, viéndose las caras con el experto para penaltis, Emiliano Martínez. El 10 francés no fallaría anotando su "cuarto" gol en la final, después de que Emiliano volviese a tocar el balón. A Mbappé le siguió Messi, el cual, con un calmado y raso disparo batió a Lloris.
El segundo penalti para Francia lo lanzó Coman, y una vez más, Emiliano el Dibu Martínez se puso la capa de héroe parando un nuevo penalti, adivinando por completo las intenciones del extremo francés. No haría lo mismo Lloris, que no pudo atajar por muy poco el centrado disparo de Dybala.
La clave de la tanda de penaltis llegó en el tercero. Tchouaméni, el mediocentro francés del Real Madrid, agarraba la bola para lanzar el penalti y, preso de la presión, lanzó fuera de los 3 palos, con la correspondiente alegría de los jugadores de Scaloni, que tenían mano y media sobre el trofeo mundial. Paredes no falló dando seguridad a los suyos y anotando el tercero que ponía la presión en Kolo Muani.
El delantero del Eintrach de Frankfurt no dudó y le pegó duro batiendo al Dibu que poco pudo hacer. El último penalti lo lanzó Montiel, el jugador que provocó el penalti del empate y que buscaba redimirse. El defensa lanzó a la derecha, Lloris cayó a la izquierda y la copa se fue para Argentina.
La Polémica Celebración
Messi conseguía finalmente a copa que le faltaba. La ansiada Copa del Mundo volvía a ser ganada por Argentina, que ponía su tercera estrella sobre el escudo, y todas las miradas estaban puestas en como el astro argentino levantaría la copa. La celebración y la foto fue una vez más arruinada por la "cultura" catarí.
El emir de Qatar le puso, un poco en contra de su voluntad, una especie de bata negra y dorada al astro argentino para que levantase la copa con ella puesta, casi dejando sin ver la camiseta argentina y arruinando una foto para la historia y el recuerdo, que, aunque vale lo mismo, sirve como ejemplo de lo que ha significado este Mundial de Qatar, una polémica de principio a final.