Sevilla tiene un color especial y anoche se vivió una de esas noches especiales en el Benito Vilamarín. El Real Betis se jugaba en casa el pase a la final de la Copa del Rey, donde ya espera el Valencia de Bordalás, con la ventaja sobre el Rayo Vallecano por 1 gol en la ida, pero los de Madrid no quería dejar pasar la oportunidad de meterse en una final copera tan fácilmente.
El Betis llegaba en una situación delicada a este encuentro, con la derrota en el pasado derbi liguero, las posibilidades de asegurarse un buen puesto en zona Champions y el partido importante contra el Atlético de Madrid a la vuelta de la esquina, era normal que los béticos estuvieran menos concentrados en el partido, sin saber meterle mano a un Rayo que jugó bien sus cartas aguantando las constantes acometidas béticas saliendo a la contra para conseguir la remontada o al menos, asegurar la prórroga.
Y casi consiguen asegurarla, los madrileños cuando mejor se encontraba el Betis, se adelantaron en el marcador, poniendo la igualada en la eliminatoria con el que, probablemente, sea el mejor gol de toda la competición, y uno de los mejores anotados por un equipo español esta temporada. En una falta lejana de unos 30 metros, centrada hacia la portería, Bebé se disfrazó de Cristiano Ronaldo en sus inicios en el Manchester United, con un zapatazo directo a la escuadra cogiendo un efecto extraño imposible para el guardameta.
El banquillo y jugadores del Rayo saltaron como locos a celebrar el gol que igualaba la eliminatoria, ahora la pelota estaba en el tejado de Pellegrini que tenía que al menos anotar un gol si no quería ir a la prórroga. La defensa del Rayo desconectó en gran medida las ideas ofensivas y creativas del Betis, Fekir y Canales estaban desaparecidos y no conseguían el impacto buscado en las jugadas ofensivas.
El Rayo se aferraba al resultado con uñas y dientes para pelear de tu a tu en una prórroga encarnizada que por sensaciones, podría llegar a llevarse el conjunto madrileño. Fue entonces que Pellegrini movió la coctelera y tiró de veteranía, la leyenda, Joaquín saltó al campo. Con un temporizador en marcha desde el minuto 82 hasta el final del partido, Joaquín empezó a mostrar su magia habitual generado cosas nuevas mientras que los nervios empezaban a aflorar en la defensa rayista.
Ya en el descuento, Joaquín tiró de corazón y se sacó una magnífica jugada en solitario sorteando a rivales mirando en dirección a la portería, con un Benito Villamarín volcado con su jugador insignia, el disparo salió rebotado y la insistencia del Panda, Borja Iglesias y la fortuna hicieron el resto para anotar el empate en el 92 y así adelantarse definitivamente en la eliminatoria.
Joaquín y su Betis llegan a su último baile, como lo haría Michael Jordan con aquellos míticos e históricos Bulls, pero ahora en La Cartuja, ante un Valencia que busca su 9ª Copa del Rey, en una final el día sábado 23 de abril, que parará Sevilla y a España entera.