El Real Madrid viajaba a Londres dispuesto a remontar el resultado adverso de la idea, que daba momentáneamente el pase a la final de la Champions League al Chelsea. Los blancos llegaban a Stamford Bridge para meter, al menos un gol, que le clasificase para el partido del 29 de mayo en Estambul.
Zidane recuperaba a jugadores clave en el equipo. De hecho, daba entrada en el once titular a Ramos y a Hazard, en un esquema de juego, aparentemente, con tres centrales, dos carrileros y dos delanteros. El técnico francés sorprendió con el dibujo nada más arrancar el partido, situando a Vinicius de carrilero derecho.
Desde los primeros minutos de juego, el Chelsea mostró su intención en el partido. Los ‘blues’ salieron al igual que en la ida, presionando la salida de balón de los madrileños en campo rival y generando peligro cuando eran dueños de la pelota.
Los locales avisaron con una gran ocasión de Timo Werner que despejó con contundencia Courtois, y precisamente el delantero alemán, minutos después, se lamentaba al ver como le anulaban un gol por fuera de juego claro. El Real Madrid necesitaba reaccionar si quería ganar el partido, y Benzema estuvo apunto de hacerlo con un zapatazo que salvó Mendy con una mano espectacular.
Pero justo después de esta ocasión del delantero francés, llego el gol para los londinenses. Kanté sortea la salida de Casemiro y asiste para Havertz, cuya vaselina a Courtois se estrella contra el larguero y en el rebote, Werner, sólo debajo de la portería, cabecea el balón al fondo de la red. El Chelsea tomaba ventaja en el marcador y el Madrid seguía necesitando un gol, pero ahora para mandar el partido a la prórroga.
Antes del descanso, de nuevo Benzema tuvo el empate tras un gran centro de Modric, pero el cabezazo del francés lo sacó otra vez Mendy con una palomita. Jugadores al túnel de vestuarios y en el luminoso el 1-0.
La segunda parte arrancó sin cambios y con el mismo guion. Nada más empezar, Havertz tuvo el segundo para los ingleses, pero su cabezazo se topó con el travesaño. El Chelsea avisaba de nuevo, y el Madrid no reaccionaba.
A partir de ahí, el partido solo tuvo un color. El vendaval blue arrolló a los visitantes, sin ni siquiera alguna posibilidad de contra, y el Chelsea pudo agrandar el marcador en varias ocasiones. Mount, Havertz, Thiago Silva, Kanté… Los locales estaban haciendo mucho daño a la defensa del Real Madrid y estaban desperdiciando oportunidades claras de gol.
Las ocasiones perdonadas por los blues todavía daban esperanzas a los blancos, que seguían estando a un gol de mandar el partido a la prórroga. Pero para ello necesitaban generar peligro en la portería defendida por Mendy, peligro que no llegó ni con los cambios.
Lejos de ello, cuando quedaban cinco minutos para el añadido final, Mount sentenció la eliminatoria. Kanté, para cerrar un partido descomunal, robaba otro balón y filtraba un pase a Pulisic que le dejaba solo, aunque algo escorado, ante Courtois. El estadounidense, con mucha calma ante la salida del portero belga, encuentra a Mason Mount para que el jugador inglés empujara la pelota al fondo de las mallas y pusiera el 2-0 que dejaba la eliminatoria sentenciada.
El global de la eliminatoria (3-1) metía al Chelsea en la final de la Champions de Estambul y dejaba a las puertas de ella a un Real Madrid que fue claramente inferior en toda la eliminatoria al equipo blue.
Este sábado 8 de mayo, el Chelsea se enfrentará al City en liga, en un partido que puede dar la Premier a los de Guardiola y en lo que será la final anticipada del próximo 29 de mayo. El Real Madrid por su parte, recibe al Sevilla este domingo en un duelo que puede decidir el devenir de LaLiga.