La inflación que ha golpeado los bolsillos de los españoles en los últimos años parece estar llegando a su fin. Los datos de agosto muestran un aumento del Índice de Precios de Consumo (IPC) del 2,2%, acercándose al objetivo del Banco Central Europeo. Tras tres años de subidas descontroladas, la inflación comienza a moderarse, aunque los precios elevados que surgieron desde 2021 probablemente llegaron para quedarse.
A pesar de esta aparente "victoria", los expertos advierten que la inflación podría repuntar a finales de año. Ángel Talavera, economista jefe para Europa en Oxford Economics, señala que, aunque el episodio de inflación ha sido superado, es probable que todavía veamos aumentos por encima del 2%. Por su parte, Manuel Hidalgo, profesor en la Universidad Pablo Olavide, subraya que lo peor de la crisis energética ha pasado, pero los precios de los servicios, especialmente en turismo, siguen siendo una preocupación debido a la alta demanda.
Además, las actuales rebajas del IVA, como las aplicadas a la energía y alimentos, podrían revertirse, lo que provocaría un nuevo aumento en los precios. Aunque el impacto sobre la inflación general debería ser moderado, los españoles ya sienten las consecuencias de estos tres años de encarecimiento. El coste de la vida ha subido un 16,5%, mientras que los salarios solo han aumentado un 15,7%. Esto significa que, en términos generales, los ciudadanos son más pobres que en 2021, especialmente en productos básicos como alimentos y alojamiento.
En este contexto, aunque la inflación esté bajo control, la sensación de pérdida de poder adquisitivo persiste. Si la tendencia actual continúa, es probable que los salarios sigan recuperando parte del terreno perdido, pero los niveles de poder adquisitivo previos a la crisis inflacionaria no se recuperarán por completo.