jueves. 20.02.2025

Muchas parejas no hablan de dinero. Puede resultar aburrido, incómodo o, incluso, estresante. Sin embargo, evitar el tema puede acabar arruinando la relación.

Hablar de dinero con la pareja no solo debería dejar de ser un tabú, sino que debería convertirse en una práctica rutinaria.

“Hablar abiertamente de dinero es un síntoma de salud en una pareja”, señalan los expertos del comparador de productos financieros HelpMyCash.com. “Si somos sinceros, evitaremos malentendidos y problemas futuros”, añaden.

Una opinión que comparte el Banco de España: “Es conveniente mantener una comunicación fluida con tu pareja y comentar todo lo relacionado con las finanzas en común”.

A pesar de las recomendaciones de los expertos para gestionar las finanzas en pareja, hay personas que no saben cuánto cobra su media naranja, si tiene deudas o si gasta en exceso. Y los problemas económicos son una fuente habitual de conflictos. “Creer que tu cónyuge malgasta el dinero aumenta un 45% el riesgo de divorcio”, señala un estudio publicado el año pasado por el Centro de estudios, formación y análisis social de CEU.

¿Cómo hablar de dinero con la pareja?

Mantener conversaciones regulares con la pareja sobre dinero puede evitar conflictos. Si hace falta, se puede programar una reunión mensual o trimestral para hablar del estado de las finanzas. Eso sí, cuando toque hablar de finanzas, conviene ser transparente y honesto.

Los expertos de HelpMyCash consideran que hay cuatro preguntas que las parejas deberían poner sobre la mesa antes de comprometerse. Para empezar, conviene hablar de la situación personal de cada uno. ¿Están saneadas nuestras finanzas? Una conversación sincera puede servir para que cada uno entienda la situación personal del otro. Es posible que haya personas que escondan sus dificultades financieras por vergüenza; sin embargo, esconder las deudas puede generar un gran estrés y acabar perjudicando la relación.

La segunda pregunta sería cómo vamos a organizar las finanzas comunes. Básicamente, hay dos formas de repartir los gastos conjuntos: a partes iguales o de forma proporcional a los ingresos. Sea cual sea la opción escogida, es importante cumplir los compromisos a los que se haya llegado con la pareja. “Si los ingresos de cada uno son muy desiguales, es probable que aportar al bote común en función de las ganancias sea menos asfixiante para la persona que menos gana”, señalan en HelpMyCash.

La tercera, ¿cuenta conjunta o separada? Una cuenta conjunta facilita mucho la gestión de la economía familiar. Además, compartir una cuenta obliga a los miembros de la pareja a hablar de finanzas regularmente. Si cada miembro de la pareja ingresa a principio de mes su parte, todos los gastos comunes pueden descontarse de esa cuenta y no hará falta calcular continuamente cuánto dinero le debe cada uno al otro. Actualmente, hay muchas cuentas conjuntas sin comisiones que se pueden abrir fácilmente por Internet, señalan en HelpMyCash.

“A principio de cada mes, cada miembro de la pareja puede transferir la cantidad acordada a la cuenta conjunta. El resto puede mantenerlo en su cuenta o transferirlo a su cuenta de ahorro”, explican fuentes del comparador.

Por último, ¿cuáles son nuestros objetivos a corto y a largo plazo? La falta de consenso puede ser motivo de discusión. Asimismo, las parejas que tengan proyectos en común deberían establecer un plan para lograrlos. Es posible, por ejemplo, abrir una cuenta de ahorro conjunta y destinar cada mes cierta cantidad de dinero para lograr una meta, como, por ejemplo, comprar un coche.

No cumplir los acuerdos alcanzados con la pareja o no actualizarlos si la situación cambia puede favorecer la aparición de discusiones.

Evita este error financiero que rompe muchas parejas