Fuentes policiales han confirmado que la mañana del 13 de septiembre, cuando Macarena Díaz fue sorprendida en un estación de servicio de la provincia de Segovia, en un brote de bipolaridad confesó haber asesinado a su hijo que "se encontraba dos días con fiebre" con una inyección de agua.
Unas declaraciones que distan de la versión que dio posteriormente, cuando fue trasladada al psiquiátrico del hospital de Segovia donde afirmó haber arrojado el cuerpo del niño a un contenedor a las afueras de Madrid, y la silla a otro. Incluso un cura del pueblo del que procede fue trasladado hasta el psiquiátrico para conseguir que Macarena confesara el paradero del niño, pero mantuvo que el niño estaba muerto, aunque en esta última versión dijo que se le murió por error.
El cuerpo policial que lleva el caso se ha trasladado a varios puntos mencionados por Macarena en sus diferentes versiones (unos contenedores en Arroyomolinos y un paraje de Riaza, Segovia) sin éxito. Fuentes cercanas a la detenida afirman que su situación mental es lamentable, tanto que asegura que escapó de Morón de la Frontera (provincia de Sevilla) porque tanto ella como su hijo habían sido amenazados por su familia, a los que acusa de querer drogarla y asesinarlos.
Esta no es la primera vez que Macarena Díaz ha sido detenida. En el año 2019, fue interceptada por la policía e ingresada a los hospitales psiquiátricos de Puerto Real (Cádiz) y Valme (Sevilla) tras intentar escapar con su hijo tras unas vacaciones familiares en Málaga.
