Más de dos semanas después de la toma de Kabul por los talibanes el pasado 15 de agosto, los equipos de Acción contra el Hambre se están activando para reanudar sus actividades en el país asiático, según ha informado la propia ONG.
"La población lleva décadas sufriendo las condiciones del conflicto, además de los efectos del cambio climático y los impactos del Covid-19. Y ahora con la crisis actual, que ha afectado al suministro de ayuda humanitaria en el país, la situación de las personas ha empeorado", ha explicado Jean Raphael Poitou, responsable de Incidencia en Acción contra el Hambre.
Tras el fin de las evacuaciones desde el aeropuerto de Kabul, la entidad considera que "es necesario" poner el foco en las personas que "siguen en el país".
Es por eso que, según ha explicado Poitou, "los equipos de Acción contra el Hambre están a punto de retomar sus actividades en las provincias de Helmand (sur), Ghor, Daykundi (centro) y Badakhshan (noreste), principalmente con programas de nutrición y salud a través de clínicas móviles para llegar a las personas más vulnerables de las zonas remotas.
Pero además, impulsarán proyectos agrícolas para reforzar la seguridad alimentaria de las comunidades locales, proyectos de agua y saneamiento, de salud mental y promoción de buenas prácticas de cuidado para las madres/cuidadores y sus bebés.
TRABAJAR EN EL NUEVO CONTEXTO
Poitou ha indicado que es en este momento "cuando principios como neutralidad, imparcialidad e independencia son claves". "Son principios muy anclados en nuestro ADN porque buscamos siempre acceder y responder a las necesidades de las víctimas, porque la ayuda de emergencia no puede sustituir la resolución política de los conflictos, porque es importante desligar la ayuda de la seguridad y otras políticas y porque el objetivo de nuestras intervenciones es proporcionar lo esencial para la supervivencia, y garantizar el acceso para todos y todas a los derechos y servicios esenciales", ha declarado.
A su juicio, en necesaria una clara distinción entre organizaciones humanitarias y otros actores, como entidades privadas o gobiernos y advierte de que las intervenciones de ONG humanitaria, requieren garantías de seguridad para el personal.
"Estaremos especialmente atentos a la situación de las niñas y las mujeres en un país en el que la desigualdad de género y la violencia de género no son infrecuentes", ha concluido.