Un operario indio, que trabajaba en una fábrica de la ciudad italiana de Turín, llegó a las Urgencias del Santa Croce de Moncalieri, con el dedo meñique envuelto en un pañuelo y sangrando abundantemente de su mano izquierda para que le fuera implantado. Esto no pudo ser, porque el hospital alegó que lo había perdido, pero la investigación reveló el equívoco y dónde terminó el dedo.
Una enfermera cogió el dedo amputado que el paciente llevaba envuelto en un pañuelo, lo puso en hielo y se lo llevó. Pero poco tiempo después de que el hombre fuese operado descubrió que no le habían cosido el dedo. Fue en ese momento cuando pidió explicaciones y nadie supo dárselas, por lo que decidió interponer una denuncia al hospital.
Pese a la negligencia, la Fiscalía de Turín ha decidido archivar el caso, dejando sin indemnización al trabajador. El operario a consecuencia de esta herida ha quedado con secuelas motoras en la mano afectada y desde entonces está sin trabajo. Vive actualmente casi en la indigencia y duerme en un coche en la ciudad italiana.