El Papa Francisco ha hecho saltar las alarmas del Vaticano, dejando abierta la posibilidad de una dimisión del cargo, pero ha precisado de que no está pensando en esto como algo que pueda suceder en la actualidad. El argentino reconoció que tiene que reducir su actividad, especialmente en cuanto a ritmo de viajes, como el de los últimos días a Canadá.
"La puerta está abierta. Es una opción muy normal", ha manifestado el Papa que ya tiene 85 años, a los periodistas en su regreso a Roma tras su viaje a América. El pontífice ha querido tranquilizar al mundo asegurando que su retirada no es algo que vaya a ocurrir de inmediato, pero sí en un futuro tampoco muy lejano.
El principal motivo de estas declaraciones, su estado de salud. El ya octogenario pontífice apenas podía dar unos pasos en los últimos seis días, teniendo que desplazarse en una silla de ruedas, debido a la lesión de rodilla que lleva arrastrando. "No creo que pueda seguir con el mismo ritmo de viajes que antes. Pensando en mi edad y mi limitación, tengo que tomármelo con calma", ha reconocido al respecto.
Su problema de rodilla podría solucionarse pasando por el quirófano, pero el pontífice no quiere volver a pasar por una sala de operaciones tras la intervención de colon que pasó hace un año. "Con la anestesia no se juega", ha expresado el Pontífice sobre someterse a una operación.