El Papa Francisco ha abogado, desde la capilla de las apariciones el Santuario de Fátima, por una Iglesia de "puertas abiertas" donde "todos puedan entrar" porque "una madre tiene el corazón abierto para todos sus hijos, todos, todos, todos, sin exclusión".
Así lo ha expresado el Papa tras el rezo del Rosario, en el que se ha dedicado la oración a que "se conceda al mundo un tiempo duradero de paz". El rezo ha sido guiado por varios jóvenes, entre ellos, una joven con discapacidad.
Durante sus palabras, pronunciadas en español, Francisco se ha centrado en la figura de María, la "señora apurada" o "apressada" (como se diría en portugués) y ha ensalzado que ella "nunca es protagonista, acoge a todos y señala a Jesús".
Por ello, ha invitado a los fieles presentes a guardar un breve instante de oración y reflexión, para preguntarle en silencio: "¿Madre, qué me estás señalando a mí? ¿Qué hay en mi vida que te preocupa, que te conmueve, que te interesa?".
El obispo de Leiria-Fátima José Ornelas, ha expresado su "profunda alegría" por la presencia del Pontífice, por segunda vez, en Fátima y se ha unido a su oración "por la paz" con la que, según ha explicado, "este santuario se identifica profundamente, en particular ante la guerra en Ucrania", y "en tantos otros focos de conflicto en el mundo que afectan dramáticamente la vida y el futuro, sobre todo, de niños y jóvenes".
También ha rezado por los niños y los jóvenes víctimas de "la enfermedad, la pobreza, el hambre, los conflictos, de los abusos, las injusticias y la exclusión".