6 de septiembre de 2024, 13:22
El planeta sufre el mayor número de conflictos (56) desde la Segunda Guerra Mundial. Millones de personas ven sus derechos más básicos cercenados, mientras incrementan los presupuestos y discursos belicistas. Esto, junto a las consecuencias de la emergencia climática y el retroceso de derechos, ha hecho que se alcance el récord de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo: más de 117 millones, según datos de ACNUR; la mayor parte de ellas son desplazadas en sus propios países.
En tal contexto, el trabajo que realizan cooperantes junto a organizaciones locales es esencial para garantizar derechos básicos. A pesar de ello, la persecución a su trabajo está aumentando de manera preocupante: Nicaragua, Perú, Guatemala, Hungría, Israel o Tanzania son algunos de los países que han tomado medidas que persiguen el trabajo de las ONG. Además, se ha incrementado exponencialmente el número de personal humanitario asesinado, especialmente en Gaza. Se trata del conflicto que ha costado más vidas de trabajadoras /es de Naciones Unidas en la historia de la entidad (más de 200).
Cooperantes: un trabajo con organizaciones de todo el mundo
El pasado mes de julio, se aprobaba el Estatuto de las personas cooperantes, que viene a sustituir al anterior, del año 2006. El nuevo marco legal mejora las condiciones laborales de los y las trabajadoras y sus familias, fortalece las medidas de seguridad o la extensión de la previsión social al personal voluntario, becario y que realiza prácticas no remuneradas en terreno. No obstante, tal como lo contempló el Consejo de Cooperación tiene cierto margen de mejora en cuestiones como ampliar los derechos de las personas voluntarias o fortalecer el deber de cuidado especialmente en situaciones de crisis. Aunque el personal local no es objeto de este Estatuto, el Consejo propone cuidarlo, protegerlo y evacuarlo, si fuera necesario, especialmente en situaciones de crisis o emergencia.
En Andalucía, los datos recopilados por la Coordinadora Andaluza de ONGD señalan que los proyectos de las ONGD andaluzas, desarrollados en 53 países, contaban en 2022 con 171 personas expatriadas, casi el 60% de ellas mujeres. A nivel estatal, según el último informe de La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, 612 personas (58% hombres, 42% mujeres) desarrollan su trabajo como cooperantes en las organizaciones socias de La Coordinadora. Su labor se extiende por 100 países en los que trabajan con 47 millones de personas. Desde Ucrania, Palestina y Chad, algunas de ellas advierten de la situación extrema que están sufriendo millones de personas, ponen en valor la incalculable labor de las organizaciones locales y demandan un mayor compromiso al Gobierno.
En tal contexto, el trabajo que realizan cooperantes junto a organizaciones locales es esencial para garantizar derechos básicos. A pesar de ello, la persecución a su trabajo está aumentando de manera preocupante: Nicaragua, Perú, Guatemala, Hungría, Israel o Tanzania son algunos de los países que han tomado medidas que persiguen el trabajo de las ONG. Además, se ha incrementado exponencialmente el número de personal humanitario asesinado, especialmente en Gaza. Se trata del conflicto que ha costado más vidas de trabajadoras /es de Naciones Unidas en la historia de la entidad (más de 200).
Cooperantes: un trabajo con organizaciones de todo el mundo
El pasado mes de julio, se aprobaba el Estatuto de las personas cooperantes, que viene a sustituir al anterior, del año 2006. El nuevo marco legal mejora las condiciones laborales de los y las trabajadoras y sus familias, fortalece las medidas de seguridad o la extensión de la previsión social al personal voluntario, becario y que realiza prácticas no remuneradas en terreno. No obstante, tal como lo contempló el Consejo de Cooperación tiene cierto margen de mejora en cuestiones como ampliar los derechos de las personas voluntarias o fortalecer el deber de cuidado especialmente en situaciones de crisis. Aunque el personal local no es objeto de este Estatuto, el Consejo propone cuidarlo, protegerlo y evacuarlo, si fuera necesario, especialmente en situaciones de crisis o emergencia.
En Andalucía, los datos recopilados por la Coordinadora Andaluza de ONGD señalan que los proyectos de las ONGD andaluzas, desarrollados en 53 países, contaban en 2022 con 171 personas expatriadas, casi el 60% de ellas mujeres. A nivel estatal, según el último informe de La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, 612 personas (58% hombres, 42% mujeres) desarrollan su trabajo como cooperantes en las organizaciones socias de La Coordinadora. Su labor se extiende por 100 países en los que trabajan con 47 millones de personas. Desde Ucrania, Palestina y Chad, algunas de ellas advierten de la situación extrema que están sufriendo millones de personas, ponen en valor la incalculable labor de las organizaciones locales y demandan un mayor compromiso al Gobierno.
UCRANIA. Jara Henar, Alianza por la Solidaridad – Action Aid Spain. La invasión rusa de Ucrania continúa. La población civil y las infraestructuras civiles continúan sufriendo las consecuencias de las hostilidades, especialmente en primera línea del frente; los ataques aéreos en todo el país son constantes. En el primer semestre del año, las organizaciones humanitarias asistieron a 5,6 millones de personas. Debido a la escasez de fondos -a finales de junio sólo se había recibido el 28% del llamamiento humanitario para 2024-, los esfuerzos realizados no han podido satisfacer las necesidades que enfrenta la población. Desde marzo de 2022 Alianza por la Solidaridad-ActionAid Spain ha colaborado con más de 40 organizaciones, lideradas por mujeres y jóvenes en cuatro países: Ucrania, Polonia, Rumanía y Moldavia, apoyando a más de dos millones de personas. En palabras de Jara Henar, "Las organizaciones de la sociedad civil ucranianas son vitales, tanto desde una perspectiva puramente humanitaria, como desde la cohesión social y la construcción de paz. Nuestra experiencia demuestra que implicar a jóvenes en la prevención, la preparación, la respuesta y la recuperación está configurando respuestas humanitarias mejores, más localizadas y más sostenidas". Recuerda, además, que la presencia internacional sigue siendo esencial para mantener el foco y exigir el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario y los derechos humanos. Esta cooperante exige "una acción coherente con una política exterior feminista y fondos para implementarla". Demanda mecanismos de seguimiento y rendición de cuentas y el protagonismo de las organizaciones de base con las que las ONG trabajan en otros países. |