Bobi es un perro que nació el 11 de mayo de 1992 y acaba de cumplir 31 años, lo que le ha convertido en el perro más longevo. Ha superado a Bluey que vivió 29 años y 5 meses entre 1910-1939. Bobi vive en una aldea rural de Conqueiros en Leiria, Portugal. La edad de Bobi ha sido verificada por el SIAC, una base de datos pública de animales de compañía autorizada por el gobierno portugués y gestionada por el SNMV (Sindicato Nacional dos Médicos Veterinários).
Según explican sus familiares, uno de los secretos de la longevidad de Bobi es el "entorno tranquilo y pacífico" en el que viven, "lejos de las ciudades". Aseguran que el perro nunca ha llevado correa, siempre está por los bosques y tierras de cultivo. Además, vive rodeado de otros animales.
Su familia cuenta que el perro nunca ha tenido problemas de salud, excepto una vez en 2018 cuando colapsó repentinamente al tener dificultades para respirar. "Tenemos citas regulares con el veterinario y los exámenes siempre han demostrado que está bien para su avanzada edad", cuentan.
La historia de Bobi es de lo más particular. Nació junto a otros tres cachorros y como cuenta Leonel Costa, un miebro de la familia, que en aquella época tenían ya muchos perros y no podían quedarse con más y "por desgracia, en aquella época era considerado normal por las personas mayores que no podían tener más animales en casa el enterrar a los animales en un agujero para que no sobrevivieran".
La madre de los cachorros iba día a día a la habitación donde nacieron sus crías, lo que pensó el resto de la familia que era por tristeza pero de lo que no se dieron cuenta es de que se dejaron a Bobi. Un día decidieron seguir Leonel y su hermano a Gira, la madre de los cachorros, para ver qué hacía y se dieron cuenta. En ese momento, como explica Leonel, tanto su hermano como él decidieron guardar el secreto. "Sabíamos que cuando el perro abriera los ojos, mis padres ya no lo enterrarían", explica Leonel.
Poco tiempo después, cuando Bobi pudo abrir los ojos, los padres le descubrieron. "Confieso que cuando se enteraron de que ya lo sabíamos, gritaron mucho y nos castigaron, ¡pero valió la pena y por una buena razón! Si Bobi hablara sólo él podría explicar esto", dijo Leonel.