jueves. 21.11.2024

"'Le puede pasar a cualquiera, a mí me ha pasado', dice Pepe que de repente se encontró sin casa viviendo en la calle", narra Pepe sobre su experiencia. "Cuando llegó la noche se me ocurrió irme a la puerta de una iglesia y allí dormí", recuerda. "Luego empecé a moverme", continúa, describiendo su lucha diaria por encontrar un lugar donde pasar la noche.

Pepe perseveraba incansablemente, continuaba distribuyendo su currículum y respondiendo a oportunidades laborales, buscando desesperadamente una salida que parecía no llegar nunca. Reconociendo la influencia de su edad, con 60 años a cuestas, Pepe admitía que esta situación no le favorecía. "He aplicado a trabajos para los que cumplía todos los requisitos, he dejado mi currículum y solo he recibido agradecimientos...", lamenta. "Pero nunca me han llamado", el sistema le falló. 

Por suerte, un encuentro fortuito con María, de la asociación 'El Vuelo de las Libélulas', cambió el rumbo de las cosas para Pepe. En cuestión de días, lograron reunir los fondos necesarios para que pasara un tiempo en un hotel. Esos días, marcados por la lluvia de marzo, fueron testigos desde la ventana de su habitación.

La solidaridad se hizo presente cuando decenas de residentes de Benalmádena se unieron para donar alrededor de 800 euros, asegurando así su alojamiento no solo durante el resto de marzo, sino también en abril. Pepe ha pasado todo ese mes en un apartamento turístico, costeado por personas que, incluso siendo desconocidas para él, han brindado su apoyo de manera desinteresada.

Vecinos de Benalmádena se organizan para pagar el alojamiento de Pepe, sintecho